LA CONFERENCIA BÍBLICA DE 1919 -- I

Introducción

Molleurus Couperus


(Molleurus Couperus fue jefe del departamento de Dermatología de la Escuela Superior de Medicina de la Universidad de Loma Linda hasta que se jubiló. Este artículo fue traducido de Spectrum, Vol. 10, no. 1, pp. 23 a 26.)


Presentamos la traducción de las transcripciones taquigráficas de la famosa "Conferencia Bíblica de 1919". El importante documento, que ofrecemos ligeramente condensado, permaneció olvidado por más de seis décadas en un remoto rincón de los archivos de las oficinas de la Asociación General, en Takoma Park, Md., Estados Unidos, hasta que fueron descubiertos por el Dr. F. Donald Yost. El documento comprende 2.400 páginas de copias de notas taquigráficas de esa serie de esclarecedoras conferencias. Con la participación destacada del entonces presidente de la Asociación General, Pastor Arthur G. Daniells, las reuniones abarcaron los meses de julio y agosto de 1919. Un artículo del órgano oficial de la Iglesia, Review and Herald, del 21/8/1919, informó que el encuentro reunió a "editores, a profesores de Biblia e historia de nuestros colegios y seminarios, y a miembros de la Comisión de la Asociación General", con la participación de cerca de cincuenta personas.

Un comentario de Molleurus Couperus, que escribió la introducción del material transcrito aquí, puede dar una idea de la relevancia que para nosotros reviste tal cónclave, así como de sus conclusiones y decisiones: "Parece una tragedia que este material no estuviese disponible para los profesores y pastores Adventistas después de la Conferencia Bíblica, y que el mensaje que los participantes de esa conferencia desearon compartir con la membresía de la Iglesia nunca fuera transmitido".


La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha sido bendecida con la gran dedicación y liderazgo de muchos individuos, tanto al comienzo de su historia como a lo largo de su desarrollo posterior. Entre esos individuos, nadie ha tenido mayor influencia sobre esta Iglesia que Ellen G. White, desde poco después del Chasco de 1844, hasta el presente, mucho después de su muerte, que ocurrió el 16 de julio de 1915.

A despecho de su limitada educación formal, Ellen (Harmon) White se desarrolló como una persona de profunda percepción y estatura espiritual, revelándose como sabia consejera y líder, y una profunda estudiosa y comentarista de la Biblia. Todas esas características se reflejan en el voluminoso material escrito que procedió de su pluma, y que ha continuado extendiendo su influencia y su autoridad sobre su Iglesia hasta el presente.

Con el tiempo, Ellen G. White se volvió cada vez más activa en la predicación, y viajó mucho, incluyendo Australia y Europa, para ayudar a expandir la Iglesia. También, se ocupó en la redacción de artículos para varios periódicos denominacionales, y en la publicación contemporánea de grandes libros, tales como la serie de cinco volúmenes llamada El Conflicto de los Siglos. Para ayudarse en esa parte de un trabajo tan exigente, se valió de los servicios de hábiles asistentes literarias, como Marian Davis, que trabajó con ella por cerca de 25 años.

Cuando sus primeras visiones ocurrieron y se publicaron, naturalmente se suscitaron preguntas con respecto a la naturaleza de esas visiones y su autoridad y, poco después, la relación entre ellas y la Biblia. Esta última cuestión ha continuado siendo tema de debate y hasta controversia en la Iglesia desde entonces. El esposo de Ellen G. White, James White, estuvo plenamente consciente de ese problema después de sus primeras visiones, y lo discutió largamente el 21 de abril de 1851 en la Review & Herald. Declaró que nadie está "en libertad de volverse [de las Escrituras] para aprender cuál es su deber mediante cualquiera de los dones. Decimos que en el momento en que lo haga, pone los dones en un lugar erróneo, y asume una posición peligrosa".

Decía en otro artículo de idéntico tenor: "La Palabra de Dios es una roca eterna. Sobre ella podemos afirmarnos con confianza todo el tiempo. . . . El Señor concede sueños, destinados generalmente a personas que los tienen, para confortar, corregir o instruir en pruebas y peligros extremos. Con todo, suponer que Él intenta guiar a la gente acerca de sus deberes generales por medio de sueños es antibíblico y muy peligroso. La Palabra y el Espíritu nos son dados para guiar". Cuatro años más tarde, en la edición de 16 de octubre de 1855, decía: "Hay una clase de personas que se propusieron que la Review y sus dirigentes convirtieran las visiones de la Sra. White en una prueba de doctrina y comunión cristiana. ¿Qué tiene que ver la Review con las visiones de la Sra.White? Todos los pensamiientos publicados en estas columnas han sido extraídos de las Sagradas Escrituras. Ningún redactor de la Review se refirió a las visiones jamás como autoridad sobre cualquier punto. Por cinco años, la Review  no ha publicado ninguna de ellas. Su lema ha sido: 'La Biblia y la Biblia solamente es la única regla de fe y conducta'".

Con el correr de los años, algunos en la Iglesia reclamaron la inspiración verbal para los escritos de Ellen White, una posición rechazada por James White y oficialmente por la Iglesia. Otros reclamaban la infalibilidad, y muchos la llamaban profetisa. Ella negaba ambas cosas, pero entendía que su obra era más que la de un profeta, llamándose a sí misma "mensajera". En cuanto a la infalibilidad, declaró: "Con respecto a la infalibilidad, nunca la reclamé; sólo Dios es infalible" (Selected Mesages, I, p. 37). A despecho de esas declaraciones, de tiempo en tiempo algunos autores en la Iglesia han atribuído a sus escritos variados grados de infalibilidad. Roderick Owen, en un artículo reimpreso en la Review & Herald del 2 de junio de 1971, le atribuía "la interpretación infalible de las Escrituras".

La posición oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha sido siempre la de que nuestras creencias están basadas solamente en las Escrituras, y que todas las afirmaciones acerca de la verdad religiosa deben ser probadas en última instancia por medio de la Sagrada Biblia. Creer que Ellen White fue usada por Dios como líder espiritual para ayudar a guiar a la iglesia recién nacida no implica que se pueda atribuir infalibilidad a su trabajo, sus palabras, o sus escritos. Su hijo, W. C. White, que trabajó íntimamente con su madre por muchos años, y para los Depositarios de los Escritos de Ellen G. White después de su muerte, escribió al respecto de sus declaraciones sobre Historia: "Mi madre nunca afirmó que era  una autoridad en historia" (W. C. White, en The Great Controversy, Edición de 1911, p. 4; citado por Arthur L. White en The Ellen G. White Writings, 1973). "En lo que dice respecto a los escritos de mi madre y su empleo como autoridad en puntos de historia y cronología, ella nunca quiso que sus hermanos los tratasen como autoridad en cuanto a detalles de la historia o fechas históricas. . . . Cuando El Conflicto de los Siglos se escribió, mi madre nunca imaginó que los lectores lo tomarían como autoridad acerca de fechas históricas o que lo emplearían para resolver controversias con respecto a detalles históricos, y ella no cree ahora que deba ser empleado de esa manera." (Carta de W. C. White a W. W. Eastman, 4 de noviembre de 1912; citada en The Ellen G. White Writings, por Arthur L. White, pp. 33 y 34).

¿Por cuál modelo, entonces, deben ser juzgados los escritos de Ellen White? En primer lugar, según sus propias palabras y las de James White, por la Escritura. Todas las otras declaraciones de carácter histórico, médico, científico, como las declaraciones de cualquier otro mortal, deben  pasar por el tamiz de la investigación histórica o científica - la prueba de la verdad, como creo que Ellen White desearía. Entonces su mensaje, tan grandemente limitado a su propia Iglesia por la actitud infundada de los que defienden la infalibilidad de sus escritos, se volvería aceptable también para el estudio devocional y bíblico fuera de la propia Iglesia, que ha sido acusada por tantos años de ser "una adición a las Escrituras o creerse superior a ellas".

El conflicto que se manifestó en la Iglesia Adventista del Séptimo Día para llegar a una decisión aceptable y honesta en cuanto al lugar que los escritos de Ellen G. White deben ocupar en nuestra Iglesia y para los que pertenecen a otras Iglesias, se ilustra por los debates que tuvieron lugar en la Conferencia Bíblica de Takoma Park desde el 1 - 21 de julio de 1919, y que fue seguida inmediatamente  por una serie de reuniones de tres semanas del Consejo de Profesores de Biblia e Historia. En la Review & Herald del 14 de agosto de 1919, W. E. Howell hace una lista de 22 delegados de nuestros colegios que asistieron al Consejoo de Profesores de Biblia e Historia,. Otra evidencia indica que el número total de los que estuvieron presentes en la Conferencia Bíblica fue de más de cincuenta. El presidente de la Asociación General de esa época, Arthur G. Daniells, informó acerca de la Conferencia Bíblica en la Review & Herald del 21 de Agosto de 1919. Nos informa que en la reunión participaron "redactores, profesores de Biblia e Historia de nuestros colegios y seminarios, y miembros de la Comisión de la Asociación General". Entre los que participaron en la Conferencia Bíblica, además de A. G. Daniells, estaban diversas autoridades de la denominación en el área administrativa y educacional, redactores y editores de la Review & Herald y otras publicaciones Adventistas, el secretario de campo, profesores de seminarios y otras instituciones educativas de la Iglesia. [N.T. -- El artículo original enumera sus nombres y posiciones].

En su informe de la Conferencia Bíblica, el Pastor Daniells destacó la importancia de un continuo y más profundo estudio de las Escrituras por parte de nuestra Iglesia. Declaró: "El gran objetivo de esta conferencia es unirnos en un estudio práctico, definido y espiritual de la Palabra de Dios". En seguida pasa a citar largas porciones de los escritos de Ellen G. White aconsejando a la Iglesia el diligente estudio de las Escrituras, lo que incluye: "El hecho de no haber controversia o agitación en el pueblo de Dios no debe ser considerado como evidencia concluyente de que está apegándose a la sana doctrina. Hay razón para temer que pueden no estar distinguiendo claramente entre la verdad y el error. Cuando la investigación de las Escrituras no suscita ninguna cuestión nuevan, cuando no ocurre ninguna diferencia de opinión que lleve a los hombres a investigar la Biblia por sí mismos para afirmar que poseen la verdad, habrá muchos ahora, como en los tiempos antiguos, que se apegarán a la tradición, y adorarán aquello que desconocen." (Testimonies for the Church, Vol. V, pp. 706, 707).

El Pastor Daniells también informó acerca de las decisiones que se tomaron durante la conferencia, y de esto citamos:

"Por lo tanto, expresamos nuestra apreciación en cuanto a los aspectos definidos que marcaron las sesiones de esta Conferencia Bíblica. . . .

"5. Por el incentivo que la conferencia ha despertado en favor de un estudio bíblico más cuidadoso . . . . Reconocemos, sin embargo, que hay todavía muchos manantiales de verdad en las Santas Escrituras, y que estas producirán su tesoro al buscador de la justicia que sea cuidadoso y fervoroso en oración. . . .

"6. Creemos que las bendiciones y beneficios que se producirán de las conferencias bíblicas como esta que disfrutamos deben ser perpetuadas en el futuro. . . . Por lo tanto, solicitamos insistentemente que la Comisión de la Asociación General haga arreglos para otra conferencia de esta naturaleza en 1920. . . ."

Esta conferencia nunca fue organizada.

Los registros de la Conferencia Bíblica de 1919 permanecieron perdidos hasta diciembre de 1974, cuando el Dr. F. Donald Yost encontró dos paquetes envueltos en papel en el edificio de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, en Takoma Park. Los paquetes contenían cerca de 2,400 páginas de material dactilográfico, transcritos de anotaciones estenográficas tomadas durante la Conferencia. Parece una tragedia que este material no fuese puesto a disposición de los profesores y pastores adventistas después de la Conferencia Bíblica, y que el mensaje que los participantes en esa conferencia desearon compartir con la membresía de la Iglesia nunca fuera transmitido.

A continuación, presentamos el registro transcrito de las reuniones de la Conferencia Bíblica de 1919, del 30 de julio y el 1 de agosto, que trataron especialmente sobre el espíritu de profecía. Las discusiones fueron abiertas y francas, pero reflejan gran sensibilidad. Hubo otras reuniones en que se discutió este tema, pero las reuniones descritas aquí fueron las más largas y abarcantes. En ellas participaron varios individuos que habían trabajado personalmente con Ellen White por muchos años. Debido a su gran significado histórico, las transcripciones se publican de manera completa y sin revisiones editoriales, de manera que los participantes de las dos reuniones puedan hablar por sí mismos. (Este último comentario no se aplica por completo a la traducción del material, aunque se pueda ofrecer absoluta garantía en cuanto a la fidelidad a las palabras originales de la transcripción de las reuniones. El material fue ligeramente condensado. Las omisiones están señaladas con ". . ." y constituyen cerca del 10% del texto original (trozos irrelevantes que no alteran en nada el tenor del contexto). En la traducción al español, se hicieron pequeños ajustes editoriales para mayor claridad y armonización de las ideas. El original completo fue publicado en Spectrum, Vol. 10, en el 1, pp. 23 a 57.)

LA CONFERENCIA BÍBLICA DE 1919 - II

EN DEBATE: El uso del Espíritu de Profecía en Nuestra Instrucción de Biblia y de Historia (Sesión del 30 de julio de 1919).

W. E. Howell: Nuestro tema para hoy, como está dispuesto en el programa, es "El Uso del Espíritu de Profecía en Nuestra Instrucción de Biblia e Historia". El Pastor Daniells está aquí con nosotros esta mañana para cumplir su promesa a nuestros profesores de que nos daría una discusión sobre este tema, y estoy seguro de que la oportunidad para considerar esta cuestión más a fondo será grandemente apreciada.

A. G. Daniells: Me quedé un poco dudoso . . . en cuanto a exactamente qué línea de argumentación sería mejor seguir. Hay mucho que decir sobre esto, que no se puede presentar plenamente en una discusión. . . . Preferiría que me hiciesen preguntas y entonces intentaría contestar las preguntas que les sean de mayor interés. . . . Para comenzar, presentaré uno o dos puntos lo más brevemente posible, y en seguida abriré el espacio para preguntas.

Primeramente repito que . . . no deseo pronunciar una sola palabra que destruya la confianza de este pueblo en este don . No quiero despertar dudas. No deseo en absoluto disminuir el valor de los escritos del espíritu de profecía. Con toda honestidad, no me pasa por la mente ninguna duda. . . . Puedo decirlo con toda honestidad. Durante cuarenta años de ministerio, he tenido perplejidades  y escuchado cosas semejantes a las que Pedro dijo sobre los escritos de Pablo . . . . Recibí testimonios personales que no podía comprender . . . pero el tiempo me ha ayudado a comprender; y he llegado a la conclusión de que no vemos según la perspectiva del Señor, y no sabemos todo lo que el Señor sabe acerca de nosotros mismos. . . .

El primero de los testimonios que recibí y que me sumió en confusión, me acusaba muy fuertemente de una cierta - bien, yo lo revelaré de la peor manera posible - tendencia a prevalecer sobre mis hermanos en cuestiones administrativas, no dándoles la libertad mental de opinión a que tenían derecho. Yo no comprendía eso. No me parecía así. Les pregunté a algunos de mis buenos amigos y me dijeron que nunca se habían sentido así, y eso me causó mayor confusión. Ni siquiera algunos miembros de la Comisión jamás habían percibido eso. ¿Qué debía hacer? Ellos no eran los hombres que podían obtener tal información sobre mí. Luego descubrí que había algunos hombres que creían tener el mensaje correcto. Dentro de un año, más o menos, descubrí una fuerte tendencia a hacer exactamente eso cuando estaban bajo tensión y cansados; así, tomé el mensaje y lo leí nuevamente en oración, y lo reconocí como enviado del Señor, y estoy intentando todo el tiempo guardarme de cualquier espíritu de dominación, pues juzgo que es una cosa extremadamente abominable que un hombre en una posición administrativa comience a actuar como un dictador sobre sus subalternos, porque eso es de la naturaleza humana. . . .

Cuando tomo posiciones divergentes de otros, eso no es prueba de que yo sea escéptico Puedo dudar de sus opiniones o interpretaciones, pero eso no me convierte en escéptico del espíritu de profecía. Puedo discrepar con alguien en su interpretación de la Biblia, pero eso no me convierte en escéptico de la Biblia. Hay, todavía, los que me identifican como escéptico de los Testimonios porque asumo la posición de que no son verbalmente inspirados, y que fueron redactados y puestos en forma gramatical apropiada por secretarias. Algunos años atrás, un hombre en la comisión de nombramientos deseaba que yo dejase la presidencia porque, decía, yo no creía que los Testimonios fueran verbalmente inspirados. Eso era porque yo discrepaba con él en cuanto a la teoría y la interpretación; pero soy yo quien tiene que decir si dudo de los Testimonios, ¿no es así? [Voces: ¡Sí, sí!] Y así ocurre con ustedes. . . . Oh, yo sentiría terriblemente que esta denominación perdiese su fe verdadera, genuina y apropiada en este don que Dios concedió a Su iglesia en esos mensajes que llegaron a nosotros. Deseo que permanezcamos firmes en eso hasta el fin. [Amenes]

Ahora, con respecto a las evidencias, estoy en desacuerdo con algunos hermanos que han reunido pruebas o evidencias de la legitimidad de este don, en este aspecto - creo que la más fuerte prueba se encuentra en los frutos de este don para la Iglesia, no en demostraciones físicas y exteriores. Por ejemplo, he oído a algunos pastores predicar, y he leído artículos diciendo que la hermana White cierta vez sostuvo una pesada Biblia - creo que decían que pesaba unos nueve kilos - con el brazo extendido, y que, mirando hacia arriba en dirección del cielo, citaba textos y hojeaba las páginas señalando textos, con los ojos en dirección al cielo. . . . Yo no vi suceder esto, y no sé si alguna vez hablé con alguien que lo viera, pero, hermanos, yo no considero ese tipo de cosas como prueba relevante. . . .

Bien, ¿cuánto de eso es genuino, y cuánto se insinuó dentro del relato? No sé. Pero no creo que sea ese el tipo de pruebas que debemos emplear. Hace tiempo que señalé ese tipo de cosas -- ninguna respiración, y los ojos bien abiertos. Eso puede haber acompañado al ejercicio de este don en los primeros tiempos, pero ciertamente no se dio en los últimos tiempos, y, entretanto, creo que este don fue exactamente tan genuino y que se ejerció en el tiempo final  como en los primeros tiempos.

C. P. Bollman: ¿No es esto cierto también con respecto a la Biblia? ¿No se puede, en síntesis, creer en ella por causa de sus frutos, lo que ella hace, y no debido a las cosas sobrenaturales que se relatan en en ella?

A. G. Daniells: Sí. Por ejemplo, yo no consideraría la historia de cómo David mató a un león y a un oso, o de Sansón matando a un león, y presentarles eso a incrédulos o extraños como prueba de que la Biblia es inspirada, especialmente en cuanto a Sansón. He aquí cómo yo preferiría enseñar a niños y a niñas: Comenzaría con el inicio de este movimiento. En aquella ocasión se manifestó un don concedido a esta persona; y con ese don . . . surgió este movimiento del triple mensaje angélico. Surgieron juntos en el mismo año. Ese don se ejerció firme y poderosamente en el desarrollo de este movimiento. Los dos estaban inseparablemente unidos, y se dio instrucción con respecto a este movimiento en todas sus fases mediante este don durante setenta años.

Entonces, en mi propia mente, yo examino las fases. La primera sería la Biblia. ¿Cuál será la actitud del pueblo en este movimiento en relación con la Biblia? Sabemos que esa debería ser nuestra autoridad sin un credo y sin la alta crítica. Este es el Libro. La posición que mantenemos hoy es la posición correcta, creemos,-- magnificar este Libro, obtener nuestra instrucción a partir de este Libro, y predicar este Libro. El plan de salvación integral, todo cuanto es necesario para la salvación, está en este Libro, y no necesitamos recurrir a nada más fuera de este Libro para que seamos salvos. Esta ha sido la actitud del espíritu de profecía para con este Libro desde el comienzo, ¿verdad? [Voces: Sí.] Y supongo que podemos dar crédito a este don por nuestra actitud con respecto al Libro, como a cualquier influencia que alguien haya ejercido.

Ahora, veamos las doctrinas de la Biblia: En todas las otras reformas que tuvieron lugar, los líderes fueron incapaces de distinguir correctamente entre el error y la verdad - el sábado, el bautismo, la naturaleza del hombre, etc.- y así abiertamente enseñaron errores basándose en este Libro. Pero, ahora, cuando llegamos a este movimiento, descubrimos el maravilloso poder de discernimiento de parte del espíritu de profecía, y no conozco una sola verdad en este Libro que haya sido dejada de lado por el espíritu de profecía, ni un solo error bíblico o teológico a través de la Edad Media que haya sido fomentado por el espíritu de profecía e impuesto sobre las personas, que tengamos de desacreditar cuando nos dirigimos a este Libro. Las doctrinas del bautismo, la ley, el lugar, valor y dignidad del Espíritu Santo en la Iglesia, y todas las enseñanzas que tenemos, fueron magnificados por este don entre nosotros.

Miremos en otra dirección -- las actividades de la Iglesia y nuestra actitud para con las misiones extranjeras y el evangelismo mundial. ¿Quién entre nosotros ejerció jamás mayor influencia que este don en favor del evangelismo mundial?

Consideremos la cuestión del apoyo liberal y altruista a la Obra. Cuando ustedes se dirigen a estos escritos, los encuentran llenos de exhortaciones, y si los vivimos mejor de lo que hacemos, nuestros dones serán mayores, y nuestro progreso más rápido.

De ahí, consideren nuestra actitud con respecto al servicio que debemos prestar a los semejantes, el servicio cristiano asistencial - todas esas actividades en que un cristiano debe ser una verdadera bendición, una persona altruista en la comunidad para ayudar  las personas en sus sufrimientos e infortunios, su pobreza y sus enfermedades, y de todas las maneras en que carezcan de ayuda. Descubrimos que los escritos del espíritu de profecía abundan en exhortaciones para una vida de dedicación en la convivencia con nuestros semejantes.

Consideren la cuestión de la salud y del trabajo médico misionero, y todas esas actividades, y el servicio que debe ser puesto en práctica a favor de la juventud. ¿Dónde encontraremos en cualquier movimiento . . . mejor instrucción en cuanto a la atención que debe dedicadarse a los jóvenes? Consideren la cuestión de la educación: ¿Por qué, hermanos, ninguno de nuestros profesores jamás se anticipó al consejo, esa buena y saludable instrucción, que encontramos en el espíritu de profecía?

Esas cosas yo las señalo como realmente la evidencia convincente del origen de este don, y la legitimidad de él, no algunas demostraciones visibles que unas pocas personas testimoniaron. . . .

C. L. Taylor: Quería pedirle que discutiera con nosotros el valor exegético de los Testimonios. . . . ¿Son dignas de confianza las explicaciones bíblicas que ella da? . . .

A. G. Daniells: Siempre me pareció que lo fuesen. Puede suceder que en algunas cuestiones bien críticas ocurran algunas dificultades, pero he empleado los escritos por años para clarificar o elucidar el pensamiento en los textos bíblicos. Considere El Deseado y Patriarcas y Profetas. Al leerlos completos, descubrí muchos ejemplos de buena iluminación. ¿Eso responde a su pregunta? ¿Usted quiere saber si los estudiantes deben recurrir a los escritos [de E.G.W.] para su interpretación de la Biblia, o para obtener luz adicional? En otras palabras, ¿es necesario contar con esos escritos para comprender la Biblia? . . .

C. L. Taylor: . . . Voy a darle un ejemplo más concreto. Supongamos que un estudiante viene a buscar ayuda para entender un texto, deseoso de conocer su significado. ¿Es apropiado que el profesor explique ese pasaje con, tal vez, otros pasajes iluminadores del texto, y que entonces introduzca el espíritu de profecía como luz adicional sobre el texto? O supongamos que dos estudiantes discrepen en cuanto al significado de un texto, y van al profesor para descubrir el significado: ¿Debe el profesor explicar el texto y entonces usar los Testimonios para apoyar la posición que toma? O, veamos aún una tercera situación: Supongamos que dos hermanos, ambos creyentes en los Testimonios, y, lógicamente, básicamente creyentes en la Biblia, tienen una diferencia de opinión sobre cierto texto: ¿Es correcto que en su estudio de ese texto recurran al espíritu de profecía para ayudarse en su comprensión del mismo, o deben dejar eso fuera de la cuestión enteramente?

A. G. Daniells: En cuanto al primer punto, pienso que debemos obtener nuestra interpretación basándonos en este Libro, principalmente. Creo que el Libro se explica por sí mismo, y pienso que debemos entender el Libro fundamentalmente mediante el Libro, sin recurrir a los Testimonios para buscar pruebas.

W. E. Howell: El espíritu de profecía dice que la Biblia es su propio intérprete.

A. G. Daniells: Sí, pero he oído a pastores afirmar que el espíritu de profecía es el intérprete de la Biblia. Oí  predicar eso en la Asociación General años atrás, cuando se dijo que la única manera en que podríamos comprender la Biblia era mediante los escritos del espíritu de profecía.

J. M. Anderson: Y él también habló de "intérprete infalible".

C. M. Sorenson: Esa expresión fue cancelada. Esa no es nuestra posición.

A. G. Daniells: No es nuestra posición, ni es correcto que el espíritu de profecía sea el único intérprete seguro de la Biblia. Esta es una falsa doctrina, una falsa opinión. Ella no prevalecerá. Ahora, mis amigos, ¿qué habrían hecho todas las personas desde los días de Juan hasta el presente si no hubiese manera de entender la Biblia, excepto por medio de los escritos del espíritu de profecía? ¡Eso sería tomar una posición terrible! Eso es falso, es un error. ¡Es positivamente peligroso! ¿Qué harán las personas en Rumania? Tenemos centenares de guardadores del sábado allá que nunca vieron un libro del espíritu de profecía. ¿Qué harán las personas en China? ¿Será que sólo entenderán este libro interpretándolo por medio del espíritu de profecía y entonces llegar hasta ellos? ¡Eso es paganismo!

L. L. Caviness: Entiendo que los primeros creyentes obtuvieron su entendimiento de la Biblia, ¿o se derivó eso del espíritu de profecía?

A. G. Daniells: Me duele oir la manera en que hablan algunos, diciendo que el espíritu de profecía fue dado para ofrecer toda instrucción y doctrina a los pioneros y que ellos inmediatamente las aceptaron. Eso no está de acuerdo con los propios escritos, los Primeros Escritos. Se nos dice cómo ocurrió todo: Investigaron aquellos pasajes conjuntamente y estudiaron y oraron respecto a ellos hasta obtener un consenso. La hermana White declara en sus obras que por largo tiempo ella no pudo entender, que su mente estaba bloqueada acerca de aquellas cosas, y los hermanos abrieron su propio camino. Ella no trajo a este movimiento la verdad del sábado. . . . Pero tuvo la ayuda del Señor, y cuando ese claro conocimiento le fue dado de esa manera, ella era una frágil niña, y no podía entender teología, pero tenía un plan claro que le había sido dado, y desde aquel día hasta su muerte nunca vaciló ni un solo minuto. Pero el Señor no dio por revelación a otra persona todo lo que había dado en este Libro. El concedió este Libro, y dio a los hombres cerebros y poder de raciocinio para que lo estudiasen.

En mi trabajo de clase yo no transmitiría a los estudiantes, de ninguna manera, la idea de que no podrían entender la Biblia sino por medio de los escritos de la hermana White. Yo les subrayaría a los estudiantes, como hago con los predicadores y en reuniones ministeriales, la necesidad de obtener su comprensión de la Biblia a partir de la propia Biblia, y usar el espíritu de profecía para ampliar su visión. Les digo que no deben ser perezosos para el estudio del Libro, y no buscar primero algo que fue escrito sobre cierto punto que traguen sin apenas estudiarlo. Creo que tal actitud constituiría un hábito muy peligroso en que los ministros podrían caer. Y, debo confesar, hay algunos que salieron en busca de una declaración en los Testimonios y sin pasar ningún tiempo en un profundo estudio del libro. . . . Se debe ir al Libro directamente y obtener el conocimiento por medio de un estudio cuidadoso, y entonces encontrar en el espíritu de profecía o cualesquiera otros escritos, lo que lo ayude y arroje luz y clarifique su perspectiva de la enseñanza - esto concuerda. . . .

C. L. Taylor: . . . Volviendo al caso de los dos creyentes que aceptan la Biblia y los Testimonios, pero todavía tienen una diferencia de interpretación, sobre lo cual desean ayuda, ¿es correcto que empleen los Testimonios en su estudio de ese texto, como también la Biblia?

A. G. Daniells: Pienso que es correcto tomar todo el fundamento de enseñanza y pensamiento reunidos en los Testimonios en cuanto a ese asunto. Si me siento perplejo en cuanto a un texto, y en mi estudio del espíritu de profecía encuentro algo que lo aclara, eso es suficiente. Creo que el hermano Prescott ilustra eso en la cuestión de Mateo 24, sobre el cual hay un claro bosquejo en el espíritu de profecía.

W. W. Prescott: Por dos o tres años pasé buen tiempo estudiando Daniel capítulo 8, para obtener lo que creía que era la interpretación apropiada de ese capítulo. Cierta vez, llegué  al punto en que deseé tener aquello más claro, de modo que pudiese emplearlo, y convertí aquéllo en especial objeto de oración. En aquel entonces, estaba viajando por Inglaterra y estaba alojado en la casa de un hermano. Y oí casi como una voz: "Lee lo que se dice en Patriarcas y Profetas sobre el asunto. . . . Llegué exactamente al capítulo que trataba del tema y descubrí exactamente lo que deseaba aclarar en mi mente sobre el asunto. . . .

En relación con lo que el hermano Taylor preguntó, me gustaría sugerir la siguiente cuestión: Si un comentario en el espíritu de profecía sobre la Versión Autorizada establece cierta versión como correcta en comparación con la Versión Revisada, en que el texto es modificado, y si alguien acepta la Versión Revisada, ¿excluiría eso el comentario hecho en el espíritu de profecía [?] Tengo en mente un caso específico . . . . .

W. W. Prescott: ¿Cómo deberíamos emplear los escritos del espíritu de profecía como una autoridad por medio de la cual resolver cuestiones históricas?

A. G. Daniells: Bien, ahora, según me parece, la hermana White nunca afirmó ser autoridad en historia y nunca alegó ser profesora dogmática de teología. Nunca delineó un curso de teología, como la Sra. Eddy en su libro sobre enseñanzas. Apenas ofreció declaraciones fragmentadas, pero dejó a los pastores, evangelistas y predicadores el tratamiento de todos esos problemas bíblicos de teología e historia. Ella nunca afirmó ser una autoridad en historia; y según entiendo, cuando la historia relacionada con la interpretación de la profecía era clara y expresa, ella la incluyó en sus escritos, pero siempre entendí que, en lo que dije al respecto, ella estaba siempre lista para corregir en una revisión las declaraciones que juzgaba incorrectas. Nunca fui a sus escritos para obtener la historia que encuentro en otros escritos como declaraciones históricas positivas concerniente al cumplimiento de la profecía. No sé como pueden otros considerar eso, pero he juzgado que se debe tratar con la Biblia, probarla cuidadosa y plenamente, y entonces permitir que siga adelante y haga las revisiones de tiempo en tiempo como lo juzgue mejor.

Solamente un pensamiento más. Ahora saben algo respecto a aquel folleto The Life of Paul [La vida de Pablo]. Ustedes están al tanto de las dificultades que tuvimos en relación con él. Jamás podríamos reclamar la inspiración para el pensamiento íntegro y la composición del libro, porque fue hecho a un lado en vista de que había sido preparado descuidadamente. No se dio crédito a las autoridades apropiadas, y algo se introdujo en el Conflicto de los Siglos, la falta de créditos; y en la revisión de ese libro esas cosas fueron cuidadosamente consideradas y aceptadas. Personalmente, eso nunca debilitó mi fe, pero hay hombres que quedaron muy afectados por esa situación y creo que fue por haberse hecho exigentes reclamos en cuanto a esos escritos. Tal como lo declara el hermano White, hay peligro en desviarse del Libro, y reclamar demasiado. Que tengan su propio peso, tal como Dios lo estableció, y  pienso que entonces permaneceremos firmes sin ser afectados cuando algunas de esas cosas que surgieron no las podemos armonizar con nuestra teoría.

W. W. Prescott: Hay otra experiencia que puede aplicarse, que el hermano Taylor subrayó. Algunos de los hermanos aquí recuerdan muy bien una seria controversia sobre la interpretación del capítulo octavo de Daniel, y algunos hermanos se opusieron a lo que se llamó la "Nueva Opinión", y usaban los escritos de ella para defender su punto de vista. Ella les escribió, instruyéndoles para que no se valieran de sus escritos para  resolver aquella controversia. Pienso que eso debería tenerse en cuenta como su propio consejo cuando hermanos que afirmaban creer en la Biblia y en el espíritu de profecía estaban divididos sobre una interpretación, y era una cuestión de controversia pública.

J. N. Anderson: ¿Hasta qué punto tomaría Ud. esa palabra de la hermana White como una declaración general sobre sus escritos?

A. G. Daniells: Pienso que eso fue específico para aquel caso, pero creo que debemos usar el mismo juicio en cuanto a la utilización de sus escritos en otros casos.

C. A. Shull: Exactamente, ¿cómo deberíamos emplear los Testimonios en el aula? ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con ellos, especialmente en el campo de la historia? Antes de saber que había alguna declaración en el espíritu de profecía con respecto a la experiencia de Juan, le dije a la clase que había una tradición diciendo que Juan había sido lanzado a un caldero de aceite hirviendo, y un estudiante inmediatamente presentó una declaración en los Testimonios de que Juan fue lanzado al aceite hirviendo. Ahora, deseo saber, ¿tuvo ella una revelación divina de que Juan fue lanzado en un recipiente de aceite hirviente?

Otra pregunta, sobre la toma de Babilonia. La Sra. White, en el espíritu de profecía, menciona que Babilonia fue tomada, según el historiador, desviando las aguas del río. La erudición moderna declara que no ocurrió de esa manera. ¿Cuál debe ser nuestra actitud con respecto a tales cosas?

Sra. Williams: Tenemos que enfrentarnos a esa pregunta todo el año.

E. F. Albertsworth: He sido confrontado en mis clases por estudiantes que vienen con los Testimonios y se empeñan en definir una cuestión citando un pasaje en el que ella dice: "Me fue mostrado". Ellos decían que sobre todo lo demás, eso debe resolver la disputa. Me gustaría saber qué actitud deberíamos tomar sobre una cuestión de este tipo. . . . Algunos estudiantes dicen que eso representa una revelación directa, y otros dicen que se refiere a lo que personas a su alrededor le habían mostrado.

A. G. Daniells: No creo que esto es lo que ella quería decir al hablar así. Cuando le era mostrado algo, o era por el ángel o por la revelación que se le había hecho. Estoy seguro de que ese debe haber sido el sentido que ella le daba.

E. F. Albertsworth: He encontrado a estudiantes con dudas sobre eso.

W. G. Wirth: Supongan que tenemos un conflicto entre la versión bíblica autorizada y la revisada. . . .

A. G. Daniells: Esa pregunta ya fue presentada antes. No deben contar conmigo como autoridad; estoy en pie de igualdad con ustedes en eso; tengo que formarme mi propia opinión. No creo que la hermana White deseara absolutamente establecer la certeza de una traducción. No creo que ella tuviera eso en mente, o que tuviera nada que ver con su aprobación sobre la versión autorizada o sobre la versión revisada que ayude a expresar el pensamiento que tenía más claro.

En relación con  esta cuestión de historia, no puedo decir nada más de lo que he dicho, que nunca entendí que la hermana se propusiera definir cuestiones históricas. Conversé con ella una vez sobre el tema del "Continuo Sacrificio", y llevé conmigo aquel viejo gráfico, el gráfico más antiguo a que se puede tener acceso.

C. P. Bollman: ¿El mismo gráfico que el Pastor Haskell vende?

A. G. Daniells: Sí. . . . Yo puse sobre el regazo de ella el libro Primeros Escritos y se lo leí, y ahí le hablé de la controversia. Pasé largo tiempo con ella. Era uno de aquellos días en que se sentía feliz y serena, y entonces le hablé con bastante detalle. Le dije: "Aquí usted dice que le fue mostrado que la posición sobre el "continuo sacrificio" defendida por los hermanos era correcta. Ahora, continué, "hay dos lugares aquí en que se menciona el 'continuo sacrificio.' Uno es este período de tiempo, los 2.300 años, y el otro es el continuo sacrificio en sí".

Repasé todo con ella, y cada vez, tan pronto llegaba a ese tiempo, ella decía: "Ahora sé lo que me fue revelado, que el período de 2.300 días había determinado, y no habría tiempo definido después de eso. Los hermanos estaban en lo cierto al calcular la fecha de 1844".

Entonces dejé este punto, y proseguí con el tema del "continuo sacrificio". "Ahora, hermano Daniells", dijo ella, "yo no sé lo que es ese 'continuo sacrificio', si se trata del paganismo o del ministerio de Cristo. Eso no fue lo que se me mostró". Y ella pasaba a aquella zona nebulosa inmediatamente. Entonces, cuando yo regresaba a los 2.300 años, ella se enderezaba y declaraba: "Este es el punto del cual no nos podemos desviar jamás. Les digo que nunca nos podremos desviar del período de 2.300 años. Se me reveló que este tiempo era fijo".

Y yo creo que lo fue, hermanos. Ustedes podrían más fácilmente intentar moverme fuera del mundo que moverme fuera de este tema, no porque ella haya dicho aquello, sino porque creo que le fue claramente revelado por el Señor. Sobre este otro punto, sin embargo cuando ella declaraba que no le fue revelado lo que sería el 'continuo sacrificio', creo en eso, y tomo Primeros Escritos 100% en esa cuestión del "continuo sacrificio", fijando aquel período. Eso es de lo que habla, yo tomo la Biblia con ella, y tomo la Biblia en cuanto a lo que es el "continuo sacrificio."

Así, cuando abordamos esas cuestiones de historia sobre la conquista de Babilonia, pienso así, hermanos: No debemos dejar que cada pequeña declaración que nos encontramos sobre historia  nos desvíe del espíritu de profecía. Ustedes saben cómo los historiadores se contradicen, ¿no? Lógicamente, el trabajo de ustedes es retroceder, retroceder, retroceder a la fuente original; y cuando llegan hasta allá, y lo tienen perfectamente claro, no creo que si la hermana White estuviese aquí para hablarles hoy ella los autorizaría a tomar un hecho histórico, y supuestamente siendo un hecho, que hubiese incorporado en el libro, y contraponerlo a un hecho real de la historia. Conversamos con ella en cuanto que el Conflicto de los Siglos estaba siendo revisado, y tengo cartas en mi archivo en el depósito donde en que se nos advierte en cuanto a emplear a la hermana White como historiadora. Ella nunca afirmó que lo fuese. Fuimos advertidos acerca de poner declaraciones que se encuentran en sus escritos contra varios relatos históricos basados en hechos. Esta es mi posición. Yo no necesito enfrentarme a los estudiantes, y no tengo que explicarme ante una congregación. Creo que las cosas en ese punto son más fáciles para mí que para los señores profesores.

W. W. Prescott:  Exactamente sobre ese punto que menciona, de la toma de Babilonia, una de las más recientes ediciones de la Biblia (?) adopta la posición de Heródoto contra la de ___________ y declara: "¿Por qué debemos despreciar los escritos sobre pergamino en favor de los escritos sobre barro?"

A. G. Daniells: Eso es lo que quiero decir, que no debemos permitir que cada declaración sobre historia que encontremos contradiciendo a los Testimonios nos deje aturdidos. Si hay dos autoridades de igual peso sobre este punto, destaquemos la autoridad que estuviera en armonía con lo que tenemos.

C. A. Shull: Como profesores, pesa sobre nosotros una gran responsabilidad al tomar la actitud correcta. Si dijéramos que algo en los Testimonios es incorrecto, los estudiantes probablemente tendrán la impresión de que no tenemos fe en los Testimonios.

A. G. Daniells: Hay dos maneras de afectar a los estudiantes sobre esa cuestión. Una manera es desacreditar a los Testimonios y arrojar sobre ellos un poquito de cuestionamiento y duda. Yo jamás haría eso, hermanos, en una aula de clases. No importa cuán perplejo me sienta, jamás sembraría dudas en la mente de un estudiante. Yo pasaría horas explicando las cosas afirmando la fe de los estudiantes en ellos. Lanzar dudas y reflexiones es una manera de afectar negativamente a un estudiante. Otra manera es asumir una posición extrema e infundada. Ustedes podrán hacer eso y no darle mayor importancia, pero cuando ese estudiante estuviera fuera y entrara en contacto con las cosas, podría quedar abatido, y tal vez abatido de veras, y a punto de caer fuera. Creo que debemos ser sinceros y honestos y  no presentar nunca un argumento que no esté bien fundamentado, simplemente para dar la apariencia de creer. Ustedes necesitan ser cuidadosos al dar esa instrucción, porque muchos de los estudiantes han oído de sus padres cosas que no son ciertas, y oyen de predicadores cosas que no son así, y de ese modo el fundamento de ellos se falsea.

Debo referirme nuevamente a A. T. Jones. Ustedes saben cómo, en sus tiempos dorados, él asimiló toda la cuestión, y estaba dispuesto a ahorcar a un hombre por una sola palabra. Yo lo he visto tomar una sola palabra de los Testimonios y aferrarse a ella, y eso para él definía todo, sólo una palabra. Yo estaba con él cuando hizo un descubrimiento -- o, si no lo hizo, daba la apariencia de haberlo hecho -- y se trataba de que había palabras en los Testimonios y escritos de la hermana White que Dios no le ordenó poner allí, que había palabras que ella no escribió por inspiración divina, con el Señor dictando las palabras, pero que alguien debería ayudar a arreglar eso. Tomó dos Testimonios y los comparó, y entró en gran confusión. Se dirigió al Dr. Kellogg, con quien discutió todo.

F. M. Wilcox: Remontándonos a los años 60 o 70, la Asociación General aprobó esta resolución en asamblea. Decía que reconocemos que los Testimonios fueron preparados bajo gran tensión y por la presión de las circunstancias, y que la redacción no siempre es la mejor, y recomendamos que volvieran a ser publicados con cambios de manera que los hagan uniformes.

A. G. Daniells: Me gustaría tener en mis manos esa resolución. Ahora, hermanos, deseo preguntarles honestamente si hay alguien aquí que tenga dudas en su mente debido a mi actitud y las posiciones que he tomado. [VOCES: ¡No! ¡No!]. ¿O habrá alguno de ustedes que piense que yo soy escéptico en cuanto a los Testimonios? Yo no diré que [...] pienso que mi posición es incorrecta, pues ustedes podrían no concordar conmigo, pero con base en lo que dije, ¿habría tendencia a inducirlos a creer que yo soy escéptico, y que en algún momento voy a contribuir a separarlos de los Testimonios? [Se oyeron varios decididos noes].

C. L. Taylor: En su charla de algunas noches atrás yo concordé cien por ciento con todo lo que usted dijo. Hoy hay sólo una pregunta en mi mente. Es acerca de lo que dice respecto a las manifestaciones exteriores, aquellas cosas tal vez de carácter milagroso. No sé si se propone dar la impresión de que no cree en ellas o que simplemente no las enseñaría. Si se trata de no presentarlas como prueba de que la obra es inspirada, concuerdo plenamente con eso. Por otro lado, si toma la posición de que tales cosas no merecen crédito, que el Pastor Loughborough y otros fueron engañados en cuanto a esas cosas, yo tendría que discrepar con el hermano.

A. G. Daniells: Yo no las cuestiono, pero no creo que sea el mejor tipo de evidencia que deba  presentarse. Por ejemplo, no me parece que la mejor prueba que se le pueda ofrecer a un auditorio en cuanto al tema del sábado o de la inmortalidad o el bautismo sea ir allá y leerles los escritos de la hermana White con relación a tales cosas. Creo que la mejor prueba que puedo ofrecer está en la Biblia. Tal vez recuerden que recayó sobre mí la predicación en el funeral de la hermana White, y que aproveché aquella ocasión para ofrecer evidencias de su elevado llamado. Yo no presenté una larga lista de frutos y evidencias milagrosas. Yo sabía que el asunto sería publicado en el mundo en centenares de diarios, y deseé darles algo que tendría una elevada autoridad, y eso fue lo que ofrecí: Primero, que ella se afirmaba en la Palabra de Dios, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, en todas sus enseñanzas. De ahí que se apegara a la humanidad en sus más elevados esfuerzos para ayudar al ser humano, y me explayé en esos puntos. Esto es lo que quiero decir, hermano Taylor, pero no desmerito esas otras cosas.

Lo que deseo saber es esto, hermanos: ¿Parece mi posición de tal naturaleza que ustedes son inducidos a pensar que yo soy escéptico? [VOCES: ¡No!] Si piensan así, ¡díganlo claramente! Yo no quiero hacer eso, pero debo ser honesto: No puedo disfrazar una cosa como esa. He permanecido firme cerca de cuarenta años sin desanimarme, y creo que estoy en una posición segura, pero si yo fuese inducido a tomar la posición que algunos toman sobre los Testimonios, yo estaría derrotado. [VOCES: ¡Eso es verdad!] Yo no sabría dónde ponerme, y no podría decir que lo blanco es negro y lo negro es blanco.

H. C. Lacey: No nos queda ninguna duda de que el hermano cree en los Testimonios. . . . Aquellos que no lo oyeron, como pudimos hacerlo aquí, y están tomando el otro lado de la cuestión, algunos de ellos están afirmando deliberadamente que ni el hermano ni el Prof. Prescott creen en los Testimonios. Por ejemplo, fui a Mt. Vernon y allá me reuní con el grupo de graduandos, y cuando los ejercicios habían concluído, tuve una conversación privada con cuatro jóvenes que me decían con seguridad que entendían que nuestros hombres de la Asociación General -- ellos no se referían ni a mí ni al hermano Sorensen -- no creían en los Testimonios.

W. W. Prescott:  No nos está diciendo ninguna novedad.

H. C. Lacey: Nosotros, como profesores, nos encontramos en una posición terriblemente difícil. Llegamos hasta el fondo del pozo con las preguntas que se hicieron aquí; pero los estudiantes van al fondo en algunas de esas cosas, y necesitamos profundizarnos aún más aquí. Hay personas aquí en estas reuniones que no osan formular ciertas preguntas que han surgido en sus mentes o en conversaciones privadas, pero el hermano sabe que el profesor se encuentra en una posición muy difícil.

Sobre la cuestión de la toma de Babilonia, me he tomado la libertad de decir que creía que la evidencia era que Ciro no la tomó de aquella manera, pero mantenemos el asunto en suspenso y simplemente lo estudiamos. Supongamos ahora que se descubran tablillas [arqueológicas], y surjan otras evidencias que prueban indiscutiblemente que Ciro no tomó Babilonia de aquella manera, ¿sería correcto decir que si hicieran una revisión de Patriarcas y Profetas buscando apoyo, en una oración casual, para esa antigua opinión, se haría la revisión para que armonizara con los hechos recientemente descubiertos?

A. G. Daniells: Creo que esa es la posición que la hermana White tomaría, es lo que ella haría. Nunca entendí que ella atribuyese infalibilidad a las citas históricas.

W. W. Prescott: Es interesante que hasta un adepto de la Alta Crítica, como George Adams Smith, concuerde con Heródoto (?) en cuanto a eso.

El hermano Daniells nos hablaba sobre la cuestión de las evidencias físicas exteriores. Una de esas evidencias era que los ojos estaban abiertos, como ustedes recuerdan, y el pasaje a que siempre se refiere está en el capítulo 24 de Números, para demostrar que armoniza con el hecho. Pero si leemos la Versión Revisada, descubrimos que dice: "Y él tomó su parábola, y declaró: Balaam hijo de Beor, y dijo, y el hombre cuyos ojos estaban cerrados dijo. . .:" En este texto consta exactamente el sentido opuesto. Entonces a mí no me gustaría emplear esto como argumento para probar que los ojos del profeta estaban abiertos.

A. G. Daniells: Eso es lo que quiero decir cuando me refiero a cuestiones secundarias.

H. C. Lacey: En nuestra consideración del espíritu de profecía, ¿no reside su valor para nosotros más en la luz espiritual que arroja sobre nuestros corazones y nuestras vidas que en la exactitud intelectual sobre cuestiones teológicas e históricas? ¿No deberíamos tomar esos escritos como la voz del Espíritu para nuestros corazones, más bien que como la voz del profesor para nuestras mentes? ¿Y no es la prueba final del espíritu de profecía su valor espiritual, más bien que su exactitud histórica?

A. G. Daniells: Sí, creo que sí.

J. N. Anderson: ¿Estaría dispuesto a explicar las cosas como lo hizo esta mañana? ¿Explicaría Ud. que no cree que los Testimonios deban ser considerados como recurso final en cuestiones de datos históricos, etc., para justificar una posición?

A. G. Daniells: ¿Quién enseña en la escuela acerca del espíritu de profecía? ¿Es el profesor de Biblia? ¿Quién presenta esta cuestión ante los alumnos?

C. L. Taylor: Tanto los profesores de Biblia como los de Historia . . .

W. H. Wakeham: Eso se trae a colación en toda aula en que se estudia la Biblia.

H. C. Lacey: ¿No sería espléndido si se escribiera una pequeña libreta expresando en estilo claro, simple, y objetivo los hechos tales como los tenemos -- hechos simples, sagrados -- de manera que los pusiésemos en las manos de estudiantes inquisitivos?

Voz: Nuestros enemigos lo publicarían por todas partes.

C. L. Benson: Creo que sería espléndido que nuestros hermanos fuesen un poco conservadores en cuanto a esas cosas. Un hombre vino a nuestra unión y pasó una hora y media hablando sobre las evidencias del espíritu de profecía por medio de la hermana White. La impresión que dio fue de que prácticamente cada palabra que ella pronunció, y cada letra que escribió, de carácter personal o no, era de inspiración divina. Esas cosas hacen la situación extremamente difícil para los profesores y pastores.

W. G. Wirth: Deseo reforzar lo que el Prof. Lacey mencionó. Deseo que los señores de la Asociación General produzcan alguna cosa para nosotros, porque somos los que sufren.

W. W. Prescott: Tengo cierto conocimiento de que se hizo una apelación bastante insistente en cuanto a lo que vino de su oficina [de E.G.W. -- N.T.] para que se emitiese una declaración de ese tipo, pero no quisieron hacerlo.

C. P. Bollman: Eso no iba dirigido a ella, sin embargo.

W. W. Prescott: No, pero se les hizo a los que trabajaban en sus manuscritos.

A. G. Daniells: Algunas de esas declaraciones, como la que el hermano Wilcox leyó aquí esta mañana, fueron subrayadas una cantidad de veces, y el hermano White siempre tomó una posición bastante sensata.

W. W. Prescott: El hermano Wilcox tenía una carta de la propia hermana White, que él leyó.

A. G. Daniells: Cuando esas cosas eran objeto de una profunda controversia, W. C. White, en nombre de su madre, remitió las cosas que teníamos en nuestros archivos aquí y modificó eso en gran medida, y ayudó a suavizar la superficie y establecer un terreno firme sobre el cual afirmarnos. No sé, pero ¿que les parece si la Comisión de la Asociación General designara una comisión para hacer esto, hombres responsables y confiables que las personas no cuestionaran en absoluto, que asumieran esa responsabilidad y trajeran a la luz esos hechos? Me parece que en nuestras escuelas debería haber un acuerdo entre los profesores. Los profesores de Biblia e historia y otros que lidian con esas cosas deberían reunirse y hacer compatibles sus historias y su enseñanza, si es posible. Debería dárseles la verdad a esos estudiantes, y cuando se les ofrece la verdad, ellos estarían bien fundamentados y establecidos en eso, sin problemas. Pero cuando les son transmitidas esas opiniones erróneas, reciben una falsa impresión y entonces hay peligro cuando un hombre honesto se pone de parte del lado correcto y declara su posición.

W. E. Howell: Me parece que el punto es de grandísima importancia. Me he sentido un tanto perplejo sobre esa cuestión. Hemos conversado sobre esas cosas con bastante libertad y franqueza aquí . . . y creo que los profesores aquí están satisfechos en cuanto al lugar que debe dársele al espíritu de profecía en relación con su trabajo. Pero esos profesores, cuando regresan a sus lugares de trabajo, tendrán que contestar todo tipo de preguntas, y he tenido dudas sobre hasta qué punto el profesor debe ir a una clase de jóvenes o cualquier grupo para intentar aclarar las cosas que oyeron aquí y que ellos mismos han recibido y creído. Creo que es ahí donde reside la dificultad. Tenemos aquí solamente a dos profesores de un cuerpo docente entero. Algún otro docente puede no tener claras esas cosas. Puede haber profesores que están empeñados en enseñar ciencias basándose en el espíritu de profecía. O puede que un profesor que no tuvo el beneficio de esta discusión sostenga otro punto de vista. Eso realmente pone a esos profesores en una situación en verdad difícil. Si se pudiera hacer algo en términos de poner algo en manos de los profesores, de manera que puedan ofrecer una verdadera representación en este asunto, sería una gran ayuda.

W. Prescott: ¿Puede explicar cómo dos hermanos pueden discrepar sobre la inspiración de la Biblia, uno ateniéndose a la inspiración verbal y el otro oponiéndose a ella, y con todo, no crear en absoluto ninguna inquietud en la denominación? Esa situación está bien aquí delante de nosotros. Pero si dos hermanos asumieran la misma actitud sobre el espíritu de profecía, uno apegándose a la inspiración verbal y el otro negándola, el que no se atiene a la inspiración verbal es despreciado.

F. M. Wilcox: ¿Cree Ud. que un hombre que no cree en la inspiración verbal de la Biblia cree en la Biblia?

W. W. Prescott: Yo no tengo problemas con eso en absoluto. Yo mismo tengo una posición diferente. Si un hombre no cree en la inspiración verbal de la Biblia, se considera que todavía está en una buena posición; pero si afirma que no cree en la inspiración verbal de los Testimonios, es despreciado de inmediato. Creo que esa es una situación nada saludable. Coloca al espíritu de profecía por encima de la Biblia.

W. G. Wirth: De hecho, ese es mi mayor problema. Yo ciertamente sería desacreditado si volviera a presentar este punto de vista. Apreciaría ver que alguna declaración fuera publicada y divulgada por los que dirigen esta Obra de modo que, si eso tuviera que ocurrir, hubiera alguna autoridad que lo respaldara, porque estoy anticipando mucha confusión respecto a eso. Me gustaría ver que se está haciendo algo, porque esa educación está avanzando, y nuestros estudiantes están siendo enviados [a los campos] con la idea de que los Testimonios son inspirados verbalmente, y ¡ay del hombre allá afuera donde yo estoy que no acepte eso!

Ahora, en cuanto a la reforma pro salud: Con frecuencia un estudiante viene a mí y cita lo que la hermana White dijo sobre la mantequilla. Pero servimos mantequilla en nuestras mesas todo el tiempo. Y ellos citarán el uso de la carne, en el sentido de que no debe ser consumida bajo ninguna circunstancia. Yo sé que eso es irracional, pues hay ocasiones en que se hace necesario comer carne. ¿Qué haremos respecto a eso? Me gustaría obtener una pequeña luz sobre algunos de esos detalles, sobre si debemos aceptar todo (lo que fue escrito por E.G.W.) plenamente.

A. G. Daniells: Estoy dispuesto a contestar parte de eso, pues me he encontrado con eso mil veces. Consideremos la cuestión de la reforma pro salud. Es bien sabido, por los propios escritos y los contactos personales con la hermana White, y por el sentido común, y durante sus viajes en busca de conocimiento por diversas partes del mundo, que la instrucción presentada en los Testimonios nunca tuvo la intención de ser un reglamento integral y universal para el comer y el beber de las personas, y que se aplica a varios individuos según sus condiciones físicas y de acuerdo con la situación en que se encuentran. Siempre he explicado eso de ese modo a nuestros pastores en reuniones ministeriales. Tuvimos una reunión de pastores en Escandinavia, y había allá un hombre de la "tierra del sol de media noche", en Hammerfest, donde nunca nace un plátano, una manzana o una pera, y difícilmente algo verde. Allá hay nieve y tiempo frío casi siempre, y las personas viven en gran medida a base de pescado y varios alimentos de origen animal que allí obtienen. Habíamos enviado un enfermero de Christiania para allá como misionero. Él tenía una idea estricta sobre el régimen alimenticio, según los Testimonios, y no tocaba ni el pescado ni un pedazo de ciervo, ni ningún tipo de alimento cárnico, y se estaba quedando pobre; porque los misioneros que son enviados no tienen mucho dinero, y no pueden importar frutas frescas; y eso fue en el tiempo en que los alimentos enlatados no se exportaban mucho. El individuo casi se muere de inanición. Vino para asistir a las reuniones, y estaba casi tan blanco como su vestido [refiriéndose al de la hermana Williams]. Casi no le quedaba sangre en las venas. Conversé con él, y le dije: "Hermano Olson, ¿qué le pasa? Tendremos que llevarlo de vuelta si no mejora. El hermano no tiene glóbulos rojos en la sangre". Conversé con él un poco, y finalmente le pregunté: "¿De qué se alimenta?"

"Bueno", dijo él, "vivo en buena medida del viento norte".

Yo dije: "Ciertamente usted se parece mucho a él".

Seguimos conversando, y descubrí que el hombre no comía más que papas y alimentos fibrosos, una dieta limitada. Llamé su atención buscando inspirarle todo el terror que pudiese por su tonta práctica.

Una voz: ¿Y consiguió causarle alguna impresión?

A. G. Daniells: Sí, lo conseguí, y tuve la ayuda de otro hermano en eso. Le dijimos a aquel hombre que sería sepultado allí si intentaba vivir de aquella manera. Hablando de modo directo al respecto. Cuando regresé a este país, hablé con la hermana White al respecto, y ella dijo: "¿Por qué las personas no son razonables? ¿No saben que somos gobernados por los lugares en que estamos ubicados?" Ustedes encontrarán en un pequeño testimonio una advertencia expresa, modificando las declaraciones extremas que se hicieron.

M. Wilcox: La hermana White afirma en una edición del Instructor que hay algunas clases de personas a las cuales no les diría que no comiesen carne.

A. G. Daniells: Hay hombres y pastores muy concienzudos que temen mucho comer algo que no deberían. Es en este respecto que Pablo declara que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz; y estamos trabajando e intentando marchar hacia el reino tanto en el terreno de las obras por el comer o el no comer como por cualquier otra cosa en este mundo. Jamás podremos rebajar el vegetarianismo como el camino hacia el cielo. He visitado la India, donde son bastante estrictos acerca de la alimentación, pero ellos no obtienen la justificación de esta manera. . . . Hay hombres que nunca permitieron que un pedazo de carne pasara por sus dientes, y algunos de ellos son los más tiranos y brutales, y cuando intentamos alcanzarlos con el evangelio, tenemos que decirles que ese no es el camino de Dios, que tienen que venir y creer en el Señor Jesúcristo para obtener Su justicia imputada mediante la confesión, el perdón y todo lo demás**. Hay personas entre nosotros que están tan ciertamente en peligro de intentar establecer esa justicia por las obras en la cuestión del régimen alimenticio como el mundo haya visto jamás en cualquier cosa. Ustedes saben, a partir de lo que reveló la hermana White sobre la cuestión de la justicia, que no era su propósito despreciar el comer y el beber en el camino hacia el cielo. Eso tiene su lugar. Es importante, y no me gustaría ver esta denominación resbalando hacia las posiciones de otras denominaciones . . . No creo que se hayan tomado las precauciones apropiadas al difundir algunas de esas cosas, y se lo dije a la hermana White.

Sñra. Williams: ¿Usted quiere decir, publicarlas?

A. G. Daniells: Sí, cuando se escribieron. Le dije a la hermana White que me parecía que, si se hubiesen tomado en cuenta las condiciones en las regiones árticas y en el corazón de China y otros lugares, algunas de aquellas cosas habrían sido alteradas. "Ahora", dijo ella, "si las personas no utilizan su mejor juicio, entonces, lógicamente, tendremos que establecerles eso". Me pareció muy sensato. La hermana White nunca fue fanática, nunca fue extremista, sino una mujer equilibrada y de mente abierta. Expreso este parecer basándome en cuarenta años de asociación con ella. Cuando estábamos allá en Texas, y el viejo hermano White sufría quebrantos de salud, esa mujer seleccionaba el novillo más hermoso todos los días para comer, y mi esposa lo preparaba; y él se sentaba y comía un poco y decía: "¡Oh, Ellen, esto es lo que yo necesito!" ¡Ella no lo reprendía para hacerlo vivir en un régimen de almidón! Siempre la consideré equilibrada. Hay algunas personas que son extremistas, fanáticas. No creo que debemos permitir que esas personas establezcan el modelo y dirijan esta denominación. No me propongo hacerlo, de mi parte, y, con todo, creo que debemos tomar todas las precauciones y tener todo el cuidado posible para conservar la buena salud. Y, hermanos, he intentado hacerlo, pero no he vivido toda mi vida según el régimen más estricto allí estipulado. Necesito viajar por todo este mundo, y como ustedes saben, tengo que exponerme a todo tipo de gérmenes de enfermedades. He tenido que vivir según un régimen bien estricto en ciertos lugares en mis viajes y tengo que vivir sobre ruedas, y bajo gran presión, y, cuando entré en ese régimen en 1901, se pronosticóque una década acabaría conmigo, y que yo sería un hombre quebrantado o estaría en la tumba. Así es como mis amigos se referían a mí, y me tenían lástima, y se lamentaban de que hubiera asumido ese cargo, pero yo me dije a mí mismo: "Por la gracia de Dios, viviré de la mejor manera posible, y honestamente hasta donde yo sé, para conservar mis fuerzas". Este es mi décimonoveno año y no estoy quebrantado, ni en la tumba. Estoy fuerte y me siento bien. Estoy cansado, pero puedo descansar.

He intentado ser honesto y veraz con mis sentimientos en cuanto a lo que era correcto hacer, y eso me ha mantenido sano y vigoroso. Esa es la base sobre la cual me propongo trabajar. No pretendo permitir que ningún extremista sea ley para mí en cuanto al comer en el corazón de China. Pretendo emplear mi buen sentido en cuanto a qué comer en esos lugares donde no se pueden conseguir vegetales, o difícilmente se consiguen.

Sñra. Williams: En el interior de África, teníamos que cocinar todo lo que comíamos para matar los gérmenes.

A. G. Daniells: . . . Por la reforma pro salud entiendo rechazar aquéllo que sé que me perjudica y emplear lo que sé que me fortalece y me mantiene en las mejores condiciones físicas para el servicio y el trabajo duro. Esa es mi reforma pro salud. Las manzanas crudas son adecuadas para personas de una digestión ideal para ellas; pero si una persona no tiene ese tipo de digestión, debe establecer la ley: Nada de manzanas crudas para mí.

Así es como se presentó una porción de cosas en los Testimonios. Muchas de ellas fueron escritas para individuos en variadas condiciones de salud, y entonces incluídas apresuradamente en los Testimonios sin los cambios apropiados. Eso no quiere decir que sean cosas falsas, sino que no se aplican a todos los individuos por igual en todo el mundo. Y no se puede establecer un régimen de reforma pro salud para todos por igual debido a las diferentes condiciones físicas de las personas. Esto es lo que digo en las reuniones de pastores y no creo que destruya la fuerza del mensaje de modo alguno, solamente a los extremistas.

Hermano Waldorf: No he tenido dificultades por más de veinte años con el espíritu de profecía o con la Biblia. Mientras más estudio ambos, más firmemente me convenzo de ese modelo. Leí todo el material de la alta crítica . . . y el otro lado de la cuestión. Hay 50,000 diferentes maneras de leer el texto bíblico. Se cometen muchos errores durante las transcripciones. Ahora, en materia de complicaciones históricas, considero a la Biblia y al espíritu de profecía de manera idéntica. . . .

Nunca sostuve que el espíritu de profecía fuese infalible. Pero los estudiantes me ven bajo la influencia de diferentes profesores y abrigando diversas opiniones. Uno viene y dice que el Prof. Lacey le enseñó de esta manera, otro viene y dice que el Prof. Johnson le enseñó de este otro modo. Hay muchos que entran a la Escuela de Medicina procedentes de diferentes enseñanzas. Ellos no saben si cada palabra del espíritu de profecía es inspirada o no. Yo les enseño de esta manera: Cuando ese mensaje se inició, Dios trajo a la existencia este don de profecía para la Iglesia, y mediante este don, Dios ha  aprobado las principales doctrinas que sostenemos desde 1844. Yo, por lo menos, sostengo que el don del espíritu de profecía nos fue dado con el propósito de establecer el modelo, con la finalidad de que no confiásemos en el raciocinio humano o en la erudición moderna, pues creo que la erudición ha fallado cuando se vale del griego y del hebreo.

En cuanto a la alimentación cárnica, yo no he tocado la carne en veinte años; pero compro carne para mi esposa. Frecuentemente, voy hasta una carnicería y compro lo mejor que tengan para mantenerla con vida. Jamás emplearé los Testimonios como un martillo de presión sobre mi hermano.

A. G. Daniells: Diré una cosa: Se ganará una gran victoria si asumimos un espíritu liberal como modelo para tratar a los hermanos que difieren de nosotros en cuanto a la interpretación de los Testimonios, del mismo modo cristiano en que los tratamos cuando difieren de nosotros en lo que dicen respecto a la interpretación de la Biblia. Eso será una gran ganancia que valdrá la pena. . . . Yo no pido que las personas acepten mis puntos de vista, pero me gustaría tener la confianza de los hermanos donde discrepamos en la interpretación. Si podemos crear ese espíritu, será una gran ayuda, y creo que tenemos que enseñar correctamente en nuestra escuela.

Supongan que los estudiantes vienen a ustedes con preguntas sobre la Biblia sobre las cuales no saben qué hacer. ¿O será que siempre saben? Me gustaría dirigirme a un profesor por un año que me explicase todo lo que me tiene confuso aquí. ¿Qué hacen cuando los estudiantes van a ustedes con preguntas como ésas?

W. H. Wakeham: Les dígo que no sé, y no por eso pierdo la confianza de ellos.

A. G. Daniells: Bien, cuando van a ustedes con algo desconcertante del espíritu de profecía, ¿por qué no decir, como dijo Pedro, que hay cosas difíciles de entender? No creo que eso destruya la confianza de las personas. Pero hemos desarrollado la idea de que tenemos que tener pleno y completo conocimiento de todo respecto al espíritu de profecía y tomar una posición extrema para ser leales y veraces.

W. E. Howell: . . . El hermano Daniells y el hermano Prescott y otros vinieron aquí con nosotros y nos han hablado muy francamente, y estoy seguro de que todo el mundo aquí dirá que no ocultaron nada. Ellos no les ocultaron nada a ustedes sobre lo que hayan preguntado para que pudiesen instruirles con respecto a esa cuestión. No dudo que es la experiencia de ustedes, como es la mía, cuando salgo de Washington, oír decir que el hermano Daniells o el hermano Prescott no creen en el espíritu de profecía.

A. G. Daniells: Y el hermano Spicer, también.

W. E. Howell: Sí, y el hermano Spicer. Me siento confiado de que, al salir de aquí de este concilio, podrán ser de gran ayuda al dejar al pueblo afirmado en cuanto a estas cosas, y creo que es nuestro privilegio hacerlo, hermanos, para ayudar a las personas sobre estos puntos. Muchas personas son sinceras y honestas en su posición, basándose en lo que oyeron. Creo que es nuestro deber ayudar a esas personas todo lo que podamos cuando las encontramos.

C. L. Benson: ¿Finalizará ese asunto aquí? Con base en lo que el hermano Daniells declaró, sé lo que eso significará para algunas de nuestras escuelas y para nuestros hombres de la Asociación General. Creo que sería injusto para nosotros, como profesores, regresar y hacer cualquier declaración. Ya nos han llegado cartas preguntándonos acerca de la posición de los hombres de la Asociación General sobre la interpretación del espíritu de profecía. No creo que es justo que salgamos e intentemos declarar la posición de nuestros hombres de la Asociación General. Por otro lado, yo conozco los sentimientos y la doctrina que se enseña en nuestras asociaciones, y esos son los maestros de Biblia para el pueblo, y si nuestros profesores de Biblia e historia tomaran esa posición liberal acerca del espíritu de profecía, nuestras escuelas estarían en total desacuerdo con el campo. . . . Allá afuera en el campo hemos subrayado la importancia del espíritu de profecía más que el de la Biblia, y muchos de nuestros hombres están practicando eso constantemente. Ellos cuentan los maravillosos fenómenos, y muchas veces presentan todo el sermón basándose en el espíritu de profecía, en vez de la Biblia. Si ocurre una ruptura entre nuestras escuelas y el campo, estaremos en una posición difícil.

T. M. French: Creo que nos sería de gran ayuda si se emitiera alguna declaración general, y si pudieran darse algunas de las cosas que fueron traídas a la luz, demostrando que no estamos cambiando nuestra posición, que consideramos al espíritu de profecía como ha sido considerado todo el tiempo. Creo que ayudaría a resolver la situación en nuestras asociaciones y escuelas. . . .

W. E. Howell: El siguiente tema que tenemos es cómo enseñar el espíritu de profecía en nuestras escuelas. En nuestra reciente convención educativa general, propiciamos un trabajo semestral en el currículum sobre ese asunto. Creo que debemos tener un intervalo de diez minutos, y entonces retomar ese tema, lo que dará oportunidad para más preguntas con ese propósito.

LA CONFERENCIA BÍBLICA DE 1919 -- III

EN DEBATE: La Inspiración del Espíritu de Profecía en Relación con la Inspiración de la Biblia (Sesión del 1 de agosto de 1919).

W. E. Howell [Presidente]: El tema esta vez, como está programado . . . es, en cierta medida, la continuación de nuestras consideraciones sobre el Espíritu de Profecía, y el tema de la inspiración en relación con eso, cómo se relaciona con la inspiración de la Biblia. Esto no tiene el propósito de convertirse en discurso formal, ocupando todo el período, sino que el hermano Daniells dirigirá el tema, y después, según lo expresó, desea que tengamos una especie de mesa redonda en la cual   estudiaremos juntos los temas.

A. G. Daniells: Hermano presidente, creo que ha ocurrido un malentendido entre nosotros. El otro día, protesté contra la discusión de un tema pesado, bajo las circunstancias, y lo descarté de mi mente, y he estado pensando de acuerdo con otro razonamiento, el de adiestramiento pastoral, y una discusión adicional de la cuestión que tenemos frente a nosotros. Bajo esas circunstancias, no me sentiría en libertad de ofrecer una discusión sobre el asunto que entiendo que ha sido deseado.

Como saben, hay dos opiniones sostenidas por hombres eminentes con respecto a la inspiración verbal de la Biblia. . . . Un hombre -- erudito, consagrado, cuidadoso, creyente pleno de la Biblia en todo el sentido de la palabra -- cree que fue una revelación de la verdad a los escritores, y que ellos recibieron permiso para declarar esa verdad de la mejor manera posible. Otro hombre - también erudito, consagrado y cuidadoso en su fe - cree que fue una inspiración y revelación palabra por palabra, que las palabras mismas fueron dadas -- que cada palabra en el original, como fue escrita por los profetas desde Moisés hasta Malaquías, fue dada por el Señor. Esos hombres discrepaban y discrepan honesta y sinceramente, y hay seguidoresde ambas posiciones entre nosotros, aquí mismo en la Asociación, y no veo por qué un hombre en mi posición, con mi conocimiento de esas cosas, está intentando presentar pruebas sobre esto. Yo no deseo hacer eso. Permaneceríamos todos con la misma opinión, pienso, como nos mantenemos ahora. Así, deseo pedirles que me permitan dispensar esa parte y seguir directamente a la otra cuestión del adiestramiento pastoral o abrir un espacio para más preguntas y discusiones del asunto que tenemos ante nosotros. Me siento más a gusto así, pues a lo largo de todos estos años, desde que se inició la controversia de Battle Creek, me he enfrentado a esa cuestión de los Testimonios. Ya me reuní con todos los que dudaban, los principales, y traté esto en institutos pastorales, y he hablado muchas veces, hasta llegar al punto de sentirme enteramente familiarizado con el tema, esté en lo cierto o no. . .

W. E. Howell: . . . No deseo que el hermano Daniells sienta que está decepcionándonos en cualquier sentido esta mañana; y si entiendo los anhelos de los profesores, han sido, no que él deba discutir tanto la cuestión técnica de la inspiración verbal como la inspiración de la revelación de la verdad de la Biblia, sino que nos dé instrucción adicional en lo que concierne a la inspiración del espíritu de profecía y su relación con la Biblia. No tengo nada más que presentar en ese campo, pero según los profesores me dijeron, me pareció que sería bueno considerar algunos aspectos de esa cuestión un poco más, particularmente el uso de escritos, cartas, discusiones no publicadas, etc.; a la luz de lo que se mencionó aquí el otro día. La propia hermana White dijo que si deseábamos saber lo que el espíritu de profecía había declarado con respecto a algo, deberíamos leer los escritos de ella que se habían publicado. Esa es una cuestión que me parece que los profesores tienen en mente, hermano Daniells.

F. M. Wilcox: Yo aprecio mucho estas discusiones. Las aprecié la noche de la semana pasada cuando se consideró la cuestión del espíritu de profecía. Aprecié bastante la discusión del Pastor Daniells con respecto a la cuestión y creo que la posición que él adoptó sobre la cuestión concuerda plenamente con mi propio punto de vista. He entendido por largos años la manera en que las obras de la hermana White fueron compuestas y sus libros compilados. Nunca he creído en la inspiración verbal de los Testimonios. Debo decir, sin embargo, que el miércoles pasado por la noche, y también desde entonces, se hicieron algunos comentarios sin las debidas precauciones, y yo cuestionaría el efecto de esas declaraciones y posiciones allá en el campo. Sé que circulan comentarios por Takoma Park en relación con las posiciones asumidas aquí, y esa misma situación ocurrirá en el campo. Tal como el hermano Wakeham sugirió el otro día, creo que tenemos que tratar con una cuestión muy sensitiva, y yo sentiría terriblemente que se observase una influencia dominando el campo y en cualquiera de nuestras escuelas modelos de despreciar los Testimonios. Hay gran peligro de una reacción, y yo realmente me confieso preocupado.

He oído cuestiones suscitadas aquí que me dejaron la impresión de que si ellas se suscitaran en nuestras aulas de clases cuando volviéramos a nuestras escuelas, tendríamos serias dificultades. Creo que hay muchas cuestiones que debemos conservar y no discutir. No enseño en una escuela, sino que he enseñado Biblia por trece años en una escuela preparatoria para enfermeras, donde había un gran número de jóvenes, pero no puedo pensar que sea necesario que respondamos a cada pregunta que nos hace un estudiante u otro, o ser llevados a una situación en que tomemos una posición que acarrea un debilitamiento de la fe. Creo que los Testimonios del Espíritu de Dios son un gran recurso para esta denominación, y creo que si destruimos la fe en ellos, destruiríamos la fe en el propio fundamento de nuestra obra. Debo decir que veo con gran preocupación la influencia que se derivará de esta reunión, y de las preguntas que se oyó que se hicieron aquí. A menos que esas preguntas puedan ser tratadas muy diplomáticamente, creo que vamos a enfrentar serios problemas. Ciertamente espero que el Señor nos dé sabiduría de modo que sepamos qué decir y hacer al encontrarnos con esas cosas en el futuro.

C. L. Benson: Me he preocupado en ese mismo sentido, y la pregunta que surge en mi mente va un poco mas allá de lo que se comentó aquí; pero me parece casi un paso lógico. Se trata de lo siguiente: Si ocurre tal incertidumbre con respecto a nuestra posición histórica, y si lo mismo es cierto en relación con nuestra interpretación teológica de los textos, entonces, ¿cómo podremos coherentemente depositar una confianza implícita en la dirección que se nos da con respecto a nuestros problemas educativos, y nuestra Escuela de Medicina, y también nuestra organización denominacional? Si hay un liderazgo espiritual definido acerca de esas cosas, entonces, ¿cómo podemos coherentemente dejar de lado los Testimonios o hacerlo parcialmente por lo que toca al aspecto profético e histórico del mensaje? ¿Y poner esas cosas en la base del trabajo de investigación? Esa pregunta está en mi mente, y estoy seguro de que está en la mente de otros también.

Waldorf: Eso está en mi mente. Por eso presenté esta mañana aquella ilustración en el pizarrón, aquellos tres ríos, la historia, el espíritu de profecía, y la Biblia.

J. N. Anderson: Cuando discutimos el asunto el otro día, me pareció que la principal cuestión era cómo debemos lidiar nosotros, como profesores, con esta cuestión cuando estamos delante de nuestros estudiantes. Creo que llegamos a una opinión bien unánime respecto a esa cuestión entre nosotros aquí, y tenemos una posición bien unida, diría yo, en cuanto a qué posición ocupan los Testimonios -- su autoridad en relación con la Biblia, y así por el estilo -- pero la pregunta en mi mente, y en la mente de algunos otros también, creo -- es ¿qué haremos nosotros como profesores cuando nos presentemos delante de nuestras clases y surja alguna cuestión relacionada con la historia, como las que se han mencionado aquí, según las cuales hemos decidido que los escritos de la hermana White no son el punto final? Decimos que hay muchos hechos históricos que creemos deben ser decididos por la erudición, y que la hermana White nunca afirmó tener la última palabra sobre las cuestiones históricas que aparecen en sus escritos. ¿Estamos seguros de presentar eso a nuestros estudiantes? ¿O debemos mantener eso en secreto? ¿Y podemos mantener algo en la profundidad de nuestra mente sobre lo cual estamos absolutamente seguros, y sobre lo cual la mayoría de los hermanos tienen la misma posición? ¿Podemos retener esas cosas y ser veraces para con nosotros mismos? Además, ¿estamos seguros de hacerlo? ¿Estará bien dejar que nuestro pueblo en general continué ateniéndose a la inspiración verbal de los Testimonios? Cuando lo hacemos, ¿no nos estamos preparando para una crisis que será muy seria algún día? Me parece que lo mejor que podemos hacer es educar a nuestro pueblo muy cautelosa y  cuidadosamente para ver exactamente dónde debemos ponernos para ser protestantes coherentes, ser coherentes para con los propios Testimonios, y ser coherentes con lo que sabemos que debemos hacer como hombres inteligentes, según lo que hemos decidido en estas reuniones. . .

Estoy preocupado por la fe de los jóvenes que vienen a nuestras escuelas. Ellos deben ser nuestros dirigentes, y creo que estos son los tiempos en que deben recibir el mejor fundamento que les podamos ofrecer. Debemos darles las creencias más sinceras y honestas que tengamos en nuestros corazones.

Hablo con cierto sentimiento porque eso se aproxima a mi convicción de que algo debería hacerse aquí en este lugar -- aquí es donde eso se puede hacer -- para salvaguardar a nuestro pueblo, educarlo y traerlo de vuelta y llevarlo a afirmarse sobre el único fundamento que se puede obtener al avanzar y progresar.

C. L. Taylor: Con respecto a la inspiración verbal de los Testimonios, yo diría que oí más sobre eso aquí en un solo día de lo que jamás oí antes en toda mi vida. Creo que creamos una gran montaña de dificultades contra cual hay que salir y luchar. No creo que nuestro pueblo en general crea en la inspiración verbal de los Testimonios. Creo que la idea general de nuestro pueblo es de que los Testimonios son los escritos de una hermana que recibió luz de Dios. En cuanto a la inspiración verbal, creo que hay una idea mal definida. Acepto que ellos entienden que de alguna manera Dios le concedió luz, y ella la registró por escrito, y no saben lo que significa la inspiración verbal.

Pero, a la verdad, le veo mucho sentido a la pregunta que el profesor Benson hizo: Si debemos considerar lo que la hermana White dijo interpretando la historia, o lo que podríamos denominar filosofía de la historia, como indigno de confianza, y dejar a un lado exposiciones de pasajes bíblicos por la misma razón, la única conclusión natural para mí, y probablemente para gran parte de los otros, sería que la misma autoridad es indigna de confianza con respecto a la organización, con respecto al panteísmo, y cualquier otro asunto que haya tratado; que ella pudo haber dicho la verdad, pero es preferible tomar todos los datos históricos de que nos podemos valer para ver si dijo la verdad o no. Eso es algo que me gustaría ver en esta discusión. No creo que vayamos al fondo de la cuestión a menos que respondamos a la pregunta del Prof. Benson.

A. G. Daniells: ¿Debemos considerar algunos aspectos como resueltos y pasar adelante? Tomemos la cuestión de la inspiración verbal. Creo estar muy de acuerdo con lo que el hermano Taylor dijo, que en la mayor parte de nuestro pueblo no hay dudas. No hay inquietud. Ellos no lo comprenden, y tampoco entienden los aspectos técnicos de la inspiración de la Biblia. Y el poder de la Biblia y su atracción sobre la raza humana no depende de un detalle técnico para la aceptación de la Biblia. No permitiré que un hombre que cree en la inspiración verbal de la Biblia debilite mi fe en ella. Sé que tengo fe suficiente en ella para obtener el perdón de mis pecados y el compañerismo con mi Señor y la esperanza del cielo. Yo sé eso, y un hombre que tiene una opinión diferente no necesita despreciar mi fe porque no comparto su punto de vista. Yo no desprecio la fe de otro hombre o su posición delante de Dios en absoluto porque tenga una opinión diferente. Creo que podríamos argumentar sobre la inspiración de la Biblia . . . hasta el fin y no alcanzar la misma opinión, pero todos tenemos la misma confianza en ella, y tenemos la misma experiencia, y todos llegamos al mismo lugar al final.

Pero ahora, con referencia a los Testimonios: Pienso que se puede hacer más daño a los Testimonios reclamando su inspiración verbal que con la Biblia. Si me preguntaran sobre la lógica detrás de eso, me podría tomar algún tiempo esclarecerlo, y podría no ser capaz de satisfacer a todas las mentes; pero si me preguntan por mi experiencia práctica, puedo ofrecerles mucha.

F. M. Wilcox: ¿Por qué sabemos cómo se compusieron los Testimonios fueron compuestos, y nada sabemos sobre la Biblia?

A. G. Daniells: Sí, este es un buen punto. Realmente sabemos, y no resuelve nada que alguien se levante y hable sobre la inspiración verbal de los Testimonios, porque quienquiera que haya visto el trabajo realizado [de su composición] sabe que no es así. . . .

M. E. Kern: No estoy muy seguro de que algunos de los hermanos estén seguros cuando dicen que todos estamos de acuerdo sobre esta cuestión. Yo estuve aquí el otro día por primera vez para asistir a la conferencia, y oí al mismo hombre en la misma discusión afirmar que no podemos depender de los datos del espíritu de profecía, y después asegurar su absoluta confianza en el espíritu de profecía y en los Testimonios. Y de ahí, un poco adelante, había algo más sobre lo cual  él no estaba de acuerdo. Por ejemplo, se mencionó el testimonio positivo contra la mantequilla y él explicó que hay excepciones a eso. Más tarde, nuevamente declaró: "Tengo absoluta confianza en la inspiración del espíritu de profecía". Mi pregunta es : ¿Cuál es la naturaleza de la inspiración? ¿Cómo podemos sentir, y creer, y saber que hay una incoherencia allí, algo que no es cierto, y todavía creer que el espíritu de profecía es inspirado? ¿Se da cuenta del problema?

A. G. Daniells: Sí, capté perfectamente su pregunta.

M. E. Kern: Esa es la dificultad que tenemos al explicar eso a los jóvenes. Podemos tener confianza en nosotros mismos, pero es difícil hacer que otros crean si expresamos ese punto de vista más liberal. Puedo prever que algunos se aprovecharán de esa posición liberal para salir por ahí comiendo carne en todas las comidas, y decir que parte de los Testimonios no son dignos de confianza.

Pregunta: ¿Él no podría hacer lo mismo si creyera en la inspiración verbal?

M. E. Kern: No de una manera tan consistente si él cree que cada palabra es inspirada. No podría, consistentemente, sentarse y comer carne.

A. G. Daniells: Pero yo he visto a alguien hacer eso.

M. E. Kern: Pero no según su conciencia. Ahora considere a un hombre que se zambulle en las Escrituras, y lee griego y hebreo, y sale por ahí diciéndoles a las personas que si entendieran griego no obtendrían ese sentido de la Biblia, o que si la hermana White entendiera griego, no diría aquéllo. Ese hombre puede encontrar gran libertad según ese punto de vista liberal. Ahora, la cuestión que me domina la mente es esta: En la naturaleza misma del caso, ¿no habría un elemento humano en la inspiración? ¿Por qué tenía Dios que hablar mediante instrumentos humanos? ¿Y podemos nosotros, en la Biblia o en los Testimonios, aferrarnos a una palabra y establecer una regla y atar la conciencia de un hombre a una palabra, en vez de darle la opinión general del propósito entero de interpretación? No creo que un hombre pueda creer en la inspiración general del espíritu de profecía y todavía no creer que el vegetarianismo es mejor para la humanidad. Puedo entender que ese testimonio fue escrito para individuos, y que hay excepciones a la regla, y que la hermana White en su debilidad humana podría cometer errores al declarar una verdad, y todavía no destruir la inspiración del espíritu de profecía. Pero la cuestión es cómo presentar esas cuestiones al pueblo. El hermano Taylor puede no ver dificultades, pero yo veo grandes dificultades, no solamente al tratar con nuestros estudiantes, sino al tratar con nuestro pueblo en general.

A. G. Daniells: ¿Sobre la cuestión de la inspiración verbal?

M. E. Kern: La pregunta del hermano Benson viene muy a propósito. Tuvimos un concilio aquí hace unaspocas semanas, y establecimos principios de educación bien justos, y también algunos procedimientos técnicos sobre educación, y basamos nuestras conclusiones en la autoridad del espíritu de profecía, como se escribió. Ahora llegamos a las cuestiones históricas, y decimos: "Bueno, la hermana White estaba equivocada sobre eso, y ella necesita ser revisada". El individuo que no percibe bien las cuestiones suscitadas en el concilio educativo podría pensar: "Bueno, posiblemente la hermana White está equivocada con respecto a la influencia de las universidades", y es difícil convencerlo de que ella estaba en lo cierto, tal vez. Deseo, de algún modo, llegar, yo mismo, a un fundamento coherente.

G. B. Thompson: ¿Eso no sería verdad con respecto a la Biblia?

M. E. Kern: Es por eso por lo que propongo que discutamos la naturaleza de la inspiración. Tengo una idea de que la hermana White fue una profetisa como Jeremías y que con el tiempo su obra se reconocerá como la de Jeremías. Yo me pregunto si Jeremías, en su tiempo, no provocó muchas disputas y tal vez produjo algunos escritos que fueron, como Pablo declaró, según su propia autoridad. Me pregunto si en aquellos días las personas no tenían dificultades para distinguir entre lo que procedía del Señor y lo que no tenía tal origen. El pueblo todavía hace eso más difícil ahora, puesto que todos los artículos y libros de la hermana White están con nosotros, y sus cartas también, y muchos creen que toda palabra que ella declaró o escribió procede del Señor. Se han construído sanatorios basados en las cartas que ella escribió. . . . y se han creado empresas, que involucraban grandes inversiones financieras, por causa de una carta de ella. No hay duda, pero muchos jóvenes, y también pastores, abrigan esa idea, y es un verdadero problema para mí: Me gustaría que fuésemos al fondo de esa cuestión, y no creo que todavía alcancemos tierra firme en eso.

W. W. Prescott: Me gustaría preguntarles si, después de que sus escritos fueron publicados durante varios años, Jeremías los alteró por estar convencido de que había errores históricos en ellos.

M. E. Kern: No puedo responder a eso.

W. H. Wakeham: ¿Hay una dificultad real, y tenemos que afrontarla?. Podemos decir que las personas no creen en la inspiración verbal de los Testimonios. Tal vez técnicamente no sepan lo que eso signifique. Pero esto no es en absoluto lo que está en juego. Los Testimonios han sido aceptados por la nación, y creo que toda palabra idéntica que la hermana White escribió debería ser recibida como verdad infalible. Tenemos que discutir esa situación cuando regresemos, y se suscitarán vez tras vez en todos los grupos en los cuales enseño. Y no surge solamente en la escuela, sino también en las iglesias. Sé que tenemos una tarea muy delicada delante de nosotros si confrontamos la situación y si hacemos lo que el Señor desea que hagamos. Estoy orando muy fervorosamente pidiendo ayuda a nuestro regreso para enfrentar algunas de las cosas con las cuales me voy a encontrar.

W. E. Howell: Ciertamente estamos teniendo las dificultades que discutimos esta mañana, y esto es perfectamente apropiado; pero tenemos solamente diez minutos del resto del período para dedicar alguna atención a la solución de esas dificultades. Invitamos a  hombres de mayor experiencia que nosotros para ayudarnos y darnos su consejo. Me parece que deberíamos concederles algún tiempo.

G. B. Thompson: Me parece que si vamos a predicar los Testimonios y establecer la confianza en ellos, eso no depende de que sean verbalmente inspirados o no. Creo que estamos en esa situación debido a la educación errada que nuestro pueblo recibió. [Voz: ¡Eso es verdad!.] Si siempre hubiésemos enseñado la verdad sobre esta cuestión, no tendríamos ningún problema o choque en la denominación ahora. Pero el choque ocurre porque no enseñamos la verdad, y colocamos a los Testimonios en un plano que ella declara que no es su posición. Reclamamos más para ellos de lo que ella lo hizo. Mi pensamiento es éste, que la evidencia y la inspiración de los Testimonios no están en su inspiración verbal, sino en su influencia y su poder en la denominación. Ahora, para ilustrar eso: El hermano Daniells y yo estuvimos en Battle Creek durante una crisis especial, y recibimos la información de que algunos Testimonios especiales estaban en camino hacia nosotros de parte de la hermana White, y que deberíamos permanecer allí hasta que llegasen. Cuando llegaron, descubrimos que deberían ser leídos para el pueblo. Eran de un carácter muy serio. Se habían escrito un año antes y se habían archivado. El hermano Daniells y yo oramos al respecto, y después mandamos a convocar al pueblo para una reunión que tendría lugar a cierta hora. Cuando llegó la hora, cerca de 3.000 personas vinieron al Tabernáculo y lo llenaron. . . . Había allí incrédulos y escépticos, y todo tipo de personas. El hermano Daniells se levantó y leyó aquel texto, y les dijo que había un poder que lo acompañaba que entusiasmó a la congregación entera. Y después, al final de la reunión, las personas vinieron hasta nosotros y nos dijeron que el Testimonio describía una reunión que habían tenido en la noche anterior. Me convencí de que había más que un poder ordinario en aquel documento. No se trataba de ser verbalmente inspirado o no, sino que tenía el poder del Espíritu de Dios en él.

Creo que si pudiésemos abordar la cuestión por ese lado, marcharíamos mejor. Ellos no son verbalmente inspirados, y sabemos eso. ¿Y qué conseguimos con enseñar que lo son?

M. E. Kern: . . . Esta cuestión de la inspiración verbal no resuelve la dificultad.

C. M. Sorenson: ¿La hermana White usa el termo "inspiración" para referirse a sus propios escritos, o esa es solamente una teoría que nosotros mismos hemos desarrollado? Yo solicito esta información. Nunca he visto eso en sus escritos.

A. G. Daniells: Mal sabría por dónde comenzar o qué decir. Creo que debo repetir que nuestra dificultad reside en dos puntos, especialmente. Uno está en la infalibilidad y otro en la inspiración verbal. Creo que el hermano James White previó dificultades en ese campo desde el mismo principio. Él sabía que tomó los Testimonios de la hermana White y ayudó a redactarlos y hacerlos claros, gramaticales, y objetivos. Sabía cómo estaba haciendo eso todo el tiempo. Y sabía que las secretarias que empleaban los tomaban y los ponían en posición gramatical, transponían y completaban oraciones, y empleaban palabras que la hermana White no escribió en el original. Él veía esto, y con todo vio a algunos hermanos que no lo sabían, y que tenían gran confianza en los Testimonios, tan sólo creyendo y enseñando que esas palabras, así como el pensamiento, le eran concedidas a la hermana White. Y él intentaba corregir esa idea. Ustedes encontrarán esas declaraciones en la Review &Herald, como la que el hermano Wilcox leyó el otro día. Si esa explicación hubiese sido aceptada y transmitida a nosotros, estaríamos libres de muchas perplejidades que ahora afrontamos.

F. M. Wilcox: Se publicaron artículos en aquellas primeras ediciones de la Review deshaciendo tales ideas.

A. G. Daniells: Sí, pero saben que hay algunos hermanos que van por todas partes. Podríamos mencionar algunos ancianos y algunos jóvenes que creen que no pueden creer en los Testimonios sin considerarlos absolutamente infalibles e inspirados palabra por palabra, tomándolos como dados verbalmente y por entero por el Señor. No ven cómo creer en ellos y cómo obtener algún bien de ellos excepto de esa manera; y supongo que algunas personas pensarían que si no creyeran en la inspiración verbal de la Biblia, no podrían tener confianza en ella, y considerarla como al gran Libro, como ahora la consideran. Algunos hombres son [de mentalidad] técnica, y difícilmente pueden entenderla de cualquier otra manera. Otros individuos no son tan técnicos en lógica, pero tienen gran fe y gran confianza, y así, pueden seguir otra línea de pensamiento. Estoy seguro de que la idea de infalibilidad de la hermana White y la inspiración verbal en los Testimonios ha llevado a algunas personas a esperar demasiado y a hacer afirmaciones muy exageradas, y así, hemos entrado en dificultades.

Ahora, en la medida en que he estudiado el asunto desde que fue presentado en la controversia de Battle Creek, he me empeñado en asegurarme de la verdad y entonces ser fiel a la verdad. No sé cómo hacerlo, excepto de esa manera. Nunca me ayudará, o ayudará a las personas, presentar un falso argumento para evadir algún problema. Sé que tenemos dificultades aquí. Pero, hermanos, ¿vamos a evadir las dificultades o escaparnos de ellas fácilmente tomando una falsa posición? [Voces: ¡No!] Bien, entonces tomemos una posición honesta, verdadera, y alcancemos de algún modo nuestra meta, porque nunca presentaré un falso argumento para huir de algo que se suscitará un poco más tarde. Eso no es honesto y no es cristiano, y así, yo aquí tomo mi posición.

En Australia vi El Deseado de Todas las Gentes en proceso de ser preparado, y vi cómo algunos capítulos se escribían, y se escribían, y se volvían a escribir. . . . Atestigüé eso, y cuando conversé con la hermana Davis**** al respecto, les digo que tuve que ser firme en cuanto a esas cosas y comenzar a poner las cosas en orden en cuanto al espíritu de profecía. Si esas falsas posiciones nunca se hubiesen tomado, las cosas serían mucho más claras que hoy. El ser acusada de plagio habría simplificado todo, y creo que los hombres habrían sido salvaguardados para la Causa si desde el comienzo hubiésemos entendido eso como debería haber sido. Manteniendo esos falsos puntos de vista, enfrentamos dificultades para enderezarlo todo. No vamos a enfrentar esas dificultades recurriendo a un falso argumento. Podríamos enfrentarlos solamente por hoy declarando: "Hermanos, creo en la inspiración verbal de los Testimonios; creo en la infalibilidad de aquélla mediante la cual vinieron, y aceptaré todo lo que está escrito allí, y me mantendré firme en su defensa contra quienquiera que sea".

Si hiciésemos eso, yo sólo tendría que tomar todo, de la A a la Z, exactamente como está escrito, sin dar ninguna explicación a quienquiera que sea; y no comería mantequilla, ni sal, ni huevos si creyese que el Señor dio las palabras en aquellos Testimonios a la hermana White para toda la corporación mundial. Pero no lo creo así.

M. E. Kern: No podría hacerlo y mantener una conciencia tranquila.

G. Daniells: No, no podría; pero no creo en eso; y puedo entrar en una explicación de la reforma de la salud que creo que es coherente, y que ella se empeñó en introducir en años posteriores cuando vio a personas haciendo malo uso de ello. Yo mismo comí kilos de mantequilla y docenas de huevos juntos en su mesa. Yo no podría explicar eso en su propia familia si imaginara que ella creyese que [aquellas instrucciones] eran las propias palabras del Señor para el mundo. Con todo, hay personas que lo creen así, y no comen huevos ni mantequilla Yo no sé si usan sal. Sé de mucha gente de los tiempos de los pioneros que no usaban sal, y eso era en nuestra Iglesia. Estoy seguro de que muchas criaturas sufrieron por eso.

Es inútil declarar nada más sobre la inspiración verbal de los Testimonios, porque ella nunca lo reclamó, y James White nunca lo reclamó, y W. C. White nunca lo reclamó; y todos los que ayudaron a preparar aquellos Testimonios sabían que no eran verbalmente inspirados. No diré nada más diré sobre ese punto.

D. A. Parsons: Ella no solo no lo reclamó, sino que lo negó.

A. G. Daniells: Sí, ella intentó corregir al pueblo.

Ahora, sobre la infalibilidad, supongo que la hermana White empleó el texto de Pablo: "Tenemos este tesoro en vasos de barro", más que otros pasajes. Ella acostumbraba repetir eso frecuentemente: "Tenemos este tesoro en vasos de barro", con la idea de que ella era una pobre y frágil mujer, una mensajera del Señor intentando realizar su deber y encontrar la mente de Dios en este trabajo. Cuando se toma la posición de que ella no era infalible y que sus escritos no eran verbalmente inspirados, ¿no ocurre una oportunidad para la manifestación de lo humano? Si no la hubiere, entonces, ¿qué viene a ser la infalibilidad? ¿ Y deberíamos sorprendernos cuando sabemos que el instrumento era falible, y que las verdades generales, como ella dice, fueron reveladas, y entonces no estamos preparados para ver errores?

M. E. Kern: Ella era una autora y no meramente una pluma.

A. G. Daniells: Sí; y ahora tomemos ese [libro] Life of Paul,-- supongo que todos ustedes saben cómo se levantaron acusaciones contra ella, citas plagiadas, también por los autores de la obra, Conybeare y Howson, y estaban a punto de traer problemas para la denominación por haber grandes porciones del libro de ellos que fueron introducidas en The Life of Paul sin dar ningún crédito o sin usar comillas. Algunas personas, en estricta lógica, pueden salirse de los rieles en cuanto a eso, pero no soy de esa naturaleza. Lo descubrí, y lo leí con el hermano Palmer cuando el lo encontró; conseguimos el libro de Conybeare y Howson, y la Historia de la Reforma de Wylie, y leímos palabra por palabra; página tras página, y no había ninguna cita, ni ningún crédito, y realmente yo no supe la diferencia hasta que comencé a compararlos. Yo suponía que era obra de la propia hermana White. La pobre hermana declaró: "Ahora, yo no estaba enterada de esas cosas de citas y créditos. Mi secretaria debía haber visto eso, y la casa publicadora debía haberse encargado de eso".

Ella no afirmó que todo aquello le hubiese sido revelado y que lo hubiese escrito palabra por palabra bajo la inspiración del Señor. Allí vi la manifestación de lo humano en esos escritos. Lógicamente, podría haber dicho eso, y realmente lo hice, que desearía que se le diera un rumbo diferente a la compilación de los libros. Si se hubiese tomado el cuidado apropiado, se sabría que muchas personas fueron echadas fuera del camino.

Sñra. Williams: La secretaria debería saber que ella no debía citar nada sin emplear comillas.

A. G. Daniells: Usted lo pensaría así. Yo no sé quién era la secretaria. El libro fue hecho a un lado, y yo nunca supe quién puso manos a la obra para reparar la situación. Puede ser que alguien lo sepa.

B. L. House: ¿Puedo hacer una pregunta respecto a ese libro? ¿Escribió algo de él la hermana White?

G. Daniells: ¡Oh, sí!

B. L. House: Pero hay algunas cosas que no están en el libro de Conybeare y Howson que tampoco se encuentran en el libro. ¿Por qué no están incorporadas al nuevo libro esas declaraciones impresionantes?

A. G. Daniells: No lo puedo decir. Pero si sus escritos fueron verbalmente inspirados, ¿por qué  debería ella revisarlos?

B. L. House: Mi dificultad estriba en eso: Si se toman los nueve volúmenes de los Testimonios, y según entiendo, la hermana White escribió el material original del cual fueron compuestos, excepto el hecho de haber sido gramaticalmente corregidos con cuidado con respecto a la puntuación, las letras mayúsculas, etc. Pero libros tales como Sketches of the Life of Paul, Desire of Ages, y The Great Controversy fueron compuestos de modo diferente, me parece, lo mismo que los nueve volúmenes de los Testimonios, por sus secretarias. ¿No hay una diferencia? Yo creo que los Testimonios no fueron producidos como esos libros.

A. G. Daniells: Yo no sé cuánta revisión pudo haber hecho ella en esos Testimonios personales antes de enviarlos.

B. L. House: ¿No hay, por lo tanto, diferencia entre los nueve volúmenes de los Testimonios y aquellos otros libros para los cuales sus secretarias fueron autorizadas a reunir citas valiosas de otros libros?

A. G. Daniells: ¿Admite usted que ella tenía derecho a revisar su obra?

B. L. House: Oh, sí.

A. G. Daniells: Entonces su pregunta es -- ¿Por qué dejó ella fuera de la revisión algunas cosas impresionantes que había escrito y que parecía que habían sido introducidas?

B. L. House: Sí.

M. E. Kern: En el primer volumen del espíritu de profecía se dan algunos detalles, si no estoy equivocado, en cuanto a la estatura de Adán. Me parece que cuando ella fue preparar el Patriarchs and Prophets para el público, con todo lo que le había sido mostrado, a ella no le pareció inteligente poner eso delante del público.

A. G. Daniells: Y ella también dejó fuera de nuestros libros para el público aquella escena de Satanás jugando el juego de la vida.

B. L. House: En aquella vieja edición de Sketches of the Life of Paul ella es muy clara sobre la ley ceremonial. Eso no se encuentra en el nuevo libro, y yo me pregunto por qué fue eso dejado fuera.

D. A. Parsons: Yo tengo una respuesta para eso. Yo estaba en California cuando el libro fue compilado, y tomé la antigua edición y conversé con el hermano Will White sobre esa misma cuestión. Él dijo que el libro entero, excepto ese capítulo, había estado compilado por algún tiempo, y que ellos lo habían mantenido en suspenso hasta que pudiesen arreglar ese capítulo, para evitar que se suscitara una controversia. Ellos no deseaban que el libro se usara para resolver ninguna controversia, y, por lo tanto, eliminaron la mayor parte de esas declaraciones sobre la ley ceremonial sólo para impedir que ocurriese una renovación de la gran controversia con respecto a  la ley ceremonial en Gálatas.

B. L. House: No se trata de un rechazo de lo que fue escrito por ella en el primer volumen, ¿o sí?

D. A. Parsons: No, en absoluto; pero ellos apenas introdujeron lo suficiente para satisfacer a las mentes inquisitivas, y eliminaron las declaraciones chocantes para impedir una renovación de la controversia.

F. M. Wilcox: Me gustaría preguntar, hermano Daniells, si se podría admitir, como una especie de regla, que la hermana White podía estar errada en algunos detalles, pero por costumbre e instrucción general era una autoridad. Por ejemplo, oigo decir a alguien que no puede aceptar a la hermana White sobre eso, cuando tal vez ella haya dedicado páginas enteras a la discusión de aquéllo. Alguien dijo que no podía aceptar lo que la hermana White dice sobre las regalías de libros, y con todo ella dedica páginas a ese tema y lo subraya vez tras vez; lo mismo ocurre en cuanto a costumbres para nuestras escuelas y casas publicadoras y sanatorios. Me parece que yo tendría que aceptar lo que ella declara en algunas de esas políticas generales o tendría que desechar todo lo demás. O el Señor habló por medio de ella o no . . .; y si es cuestión de decidir en mi propio juicio si él lo hizo o no, entonces considero sus libros en la misma categoría de todos los otros libros publicados. Creo que una cosa es que un hombre embrutezca su conciencia. Y otra cosa es embrutecer su juicio. Una cosa es cambiar mi juicio con respecto a algunas posiciones que yo sostengo.

A. G. Daniells: Creo que la pregunta del hermano Benson sobre cuestiones históricas y teológicas no se discutió todavía, y no sé si yo sería capaz de ofrecer alguna luz. Tal vez algunos de ustedes sepan hasta qué punto la hermana White revisó algunas de sus declaraciones y referencias o citas de escritos históricos. ¿Ya salieron a investigar para hacer una lista de ellos?

W. W. Prescott: Dediqué casi una hora a eso el otro día, tomando la edición anterior del Great Controversy y leyendo la edición revisada. Pero eso no lo cubría todo.

A. G. Daniells: ¿No creamos esa dificultad, verdad? Nosotros, los hombres de la Asociación General, no creamos eso, pues no hicimos la revisión. No participamos en eso. Nada tuvimos que ver con eso. Todo se hizo bajo la supervisión de ella. Si hay una dificultad ahí, ella la creó, ¿verdad?

F. M. Wilcox: Ella asumió toda responsabilidad por eso.

M. F. Kern: Pero tenemos que afrontar el problema.

A. G. Daniells: Bien, ¿ahora qué declaración adoptaremos, la original o la revisada?

B. L. House: Mi verdadera dificultad es sólo esta: La hermana White no escribió ni la edición antigua, ni la revisada, según entiendo.

A. G. Daniells: ¿Qué quiere decir con que ella no escribió ninguna de las dos ediciones?

B. L. House: Según entiendo, el Pastor J. N. Anderson preparó aquellas citas históricas para la  edición antigua, y el hermano Robinson, el hermano Crisler, el Profesor Prescott y otros proporcionaron las citas para la nueva edición. ¿Ella introdujo las citas históricas [en el libro]?

A. G. Daniells: No.

B. L. House: Entonces hay diferencia entre los Testimonios y esos libros.

W. W. Prescott: Se hicieron cambios en lo que no era absolutamente un extracto histórico.

A. G. Daniells: ¿No deberíamos limitarnos apenas ahora a esta pregunta del hermano Benson, y seguir adelante hacia la verdadera dificultad, y después tratar eso? ¿Tienen ustedes un concepto claro de la manera en que la dificultad se desarrolló? Al hacerse la primera edición del Great Controversy, los que ayudaron a preparar el ejemplar recibieron permiso para introducir citas históricas que parecían ajustarse al caso. Ella pudo haber preguntado: "Ahora, ¿qué buena cita histórica tienen para eso?" Yo no sé exactamente cómo las introdujo. Pero ella jamás permitiría que afirmásemos nada en su favor como una historiadora. Ella no se exaltó como correctora de la historia. No sólo no lo hizo, sino que protestó contra eso. Exactamente cómo introdujeron ellos hechos históricos, yo no podría decirlo, pero sospecho que ella se refería a eso a medida que proseguía, y entonces permitía que elos revisaran las mejores declaraciones históricas que pudiesen y se las presentaban a ella, y ella las aprobaba.

C. L. Benson: Esta es mi pregunta, y eso subyace a todos sus escritos: ¿Cómo determinaba ella la filosofía de la historia? Si endosara nuestra interpretación de la Historia, sin ningún detalle, ¿podemos atrevernos a pasar eso por alto? Entiendo que ella nunca estudió ciencia médica, pero preconizó ciertos principios fundamentales, e hizo lo mismo con la educación y la organización.

A. G. Daniells: La hermana White nunca escribió nada sobre filosofía de la historia.

C. L. Benson: No, pero ella apoyó nuestra proposición de los 2,300 días, de 538 a 1798. . . .

A. G. Daniells: ¿Entiende usted lo que ella hizo colocando eso en sus escritos?

C. L. Benson: Sí.

A. G. Daniells: Sí, supongo que ella lo hizo.

C. A. Shull: Creo que el libro Educación contiene algo de esa línea de la filosofía de la historia.

W. E. Howell: Sí, ella traza principios generales.

C. M. Sorenson: Hasta donde yo sepa, nadie cuestionó jamás la filosofía de la historia de la hermana White . . .en la línea de la mano de Dios en los negocios humanos y la manera como la mano de Dios se ha manifestado. La única pregunta que se ha hecho ha sido sobre detalles menos importantes. Consideremos esa cuestión sobre si el número 538 tiene algún significado, pero si hay algún significado relacionado con tal fecha en los asuntos humanos, ciertamente eso no nos impediría usarla, y eso no afectaría los 1260 años. Algunas personas dicen que el anticristo todavía está por venir, y que permanecerá por tres años y medio literales. Si se alteran esas posiciones, se altera la filosofía.

W. W. Prescott: ¿Será que entiendo que la posición del hermano Benson es de que la declaración en The Great Controversy, de que los 1260 años comenzaron en el año de 538 y terminaron en 1798, zanja la cuestión infaliblemente?

C. L. Benson: No, sólo en la predicación de doctrinas en general. Si ella apoya la parte profética de nuestra interpretación, independientemente de detalles, entonces la apoya.

W. W. Prescott: Entonces eso confirma que es parte de esa filosofía.

C. L. Benson: Sí, de este modo: Yo no veo cómo podemos hacer ninguna otra cosa, excepto establecer nuestro juicio individual si decimos que desechamos eso, porque tenemos algo más que me parece que es mejor evidencia. Lo mismo ocurre con la educación y con la ciencia médica.

W. W. Prescott: Usted está mencionando exactamente la experiencia por la cual yo pasé, personalmente, porque todos ustedes saben que yo contribuí algo a la revisión del Great Controversy. Yo proporcioné material considerable que trataba de esa cuestión.

A. G. Daniells: A solicitud

W. W. Prescott: Sí, se me pidió hacerlo, y al principio dije: No, no haré eso. Yo sé lo que eso representa. Pero me vi obligado a eso. Después de haber tratado la cuestión con W. C. White, dije entonces: "He aquí mi dificultad. Yo pasé por eso y sugerí cambios que deberían hacerse para corregir las declaraciones. Esas alteraciones fueron aceptadas. Mi dificultad personal será conservar la fe en las cosas con las que no puedo tratar sobre esa base". Pero yo no deseché el espíritu de profecía, y todavía no lo hago; pero tuve que ajustar mi visión de las cosas. Les diré a ustedes que, de hecho, la relación de esos escritos con este movimiento y esa obra es más clara y más consistente en mi mente de lo que era entonces. Pero ustedes saben bien de lo que se me acusa. Yo mismo he pasado por la experiencia personal exactamente con respecto a eso de lo cual están hablando. Si corregimos eso aquí y corregimos eso otro allí, ¿cómo vamos a quedar firmes en otros lugares?

F. M. Wilcox: Esas cosas no involucran la filosofía general del libro

W. W. Prescott: No, pero envuelven grandes detalles. Por ejemplo, antes que El Gran Conflicto fuese revisado, yo no era ortodoxo sobre cierto punto sino después de que el libro fue revisado; entonces me volví perfectamente ortodoxo.

C. M. Sorenson: ¿Sobre qué punto?

W. W. Prescott: Mi interpretación era (yo enseñé eso por años en The Protestant Magazine) que Babilonia representaba la gran apostasía contra Dios, que se manifestó en el papado, pero que incluía a todas las figuras menores, y que antes de llegar el fin, todas ellas quedarían bajo un [poder]. Esa no era la enseñanza del Conflicto de los Siglos que decía que Babilonia no podía significar la Iglesia Romana, y yo había dado ese sentido en gran medida y de modo principal. Después de que el libro fue revisado, mientras todo el argumento permanecía igual, decía que no podría representar a la Iglesia Romana solamente, añadiendo apenas una palabra.

F. M. Wilcox: ¿Eso le ayudó?

W. W. Prescott: Sí, pero le dije a W. C. White que no creía que nadie tuviera ningún derecho a hacer eso. Yo no creía que nadie tuviera ningún derecho a usar eso contra mí antes o después de eso. Yo simplemente proseguí con mi enseñanza.

J. W. Anderson: ¿No afirmaría otras porciones del libro por la misma causa?

W. W. Prescott: No, yo rechazaría hacer eso. Tuve que tratar con A. R. Henry con respecto a esa cuestión. Él estaba decidido a aplastar a los que tomasen una dirección errada con respecto a él. Pasé horas con ese hombre procurando ayudarlo. Éramos íntimos en nuestro trabajo, y yo acostumbraba ir a su casa y pasar horas con él. Él mencionó esta cuestión con respecto a la autoridad del espíritu de profecía y deseaba que yo trazara la línea entre lo que tenía peso de autoridad, y lo que no lo tenía. Yo dije: "Hermano Henry, no trataré de hacer eso, y le recomiendo no hacerlo. Hay una autoridad en este don aquí, y debemos reconocerla ".

Procuré mantener mi confianza personal en este don en la iglesia, y lo empleo siempre. He obtenido gran ayuda de esos libros, pero les diré francamente que me apegué a esa posición de la cuestión de Babilonia por años cuando sabía que estaba exactamente en contradicción con el Gran Conflicto, pero seguí adelante, y a su debido tiempo me volví ortodoxo. No me agradó esa experiencia en absoluto, y espero que no tengan que pasar por eso. Eso no conduce a nada.

C. L. Benson: Este es el punto clave. Usted tuvo algo que le permitió tomar esa posición. ¿Qué fue?

W. W. Prescott: Yo no puedo establecer ninguna regla para nadie. Lo que me llevó a tomar esa posición fue la Biblia, no ninguna autoridad secular.

J. N. Anderson: Sus propios descubrimientos deben ser su autoridad para creer o no creer.

W. W. Prescott: Usted puede confundir todo aplicando eso a un principio general.

C. P. Bollman: ¿Podría decir, en sólo unas pocas palabras, como le ayudó la Biblia?

W. W. Prescott: Eso involucraría toda la cuestión de la bestia.

Una voz: Por lo que se sabe, ¿insinuó la hermana White alguna vez una diferencia entre sus nueve volúmenes y otros libros?

W. W. Prescott: Nunca conversé con ella a ese respecto. En mi mente, hay una diferencia entre las obras que ella misma preparó en gran medida, y las que fueron preparadas por otros para la venta al público.

A. G. Daniells: ¿Podría usted describir eso un poco más detalladamente, la diferencia en el modo en que fueron producidos?

W. W. Prescott: Si puedo exponer francamente mi opinión, puedo decir que por años he sentido que se cometieron grandes errores en el manejo de sus escritos para propósitos comerciales.

C. M. Sorenson: ¿Por quién?

W. W. Prescott: No deseo acusar a nadie. Pero creo que se cometieron grandes errores de ese modo. Por eso es por lo que hice una distinción, como lo he mencionado. Cuando conversé con W. C. White respecto al asunto (y no creo que él sea una autoridad infalible) me dijo con franqueza que cuando prepararon el Gran Conflicto, si no encontraban en sus escritos algo en ciertos capítulos para realizar las conexiones históricas, tomaban otros libros, como Daniel y Apocalipsis, y usaban porciones de ellos; y a veces sus secretarias, y otras veces ella misma, preparaban un capítulo que llenase el espacio.

C. A. Shull: Me gustaría preguntar si el hermano Prescott quiere que se entienda que su actitud es de que cada vez que su juicio entra en conflicto con cualquier declaración del espíritu de profecía, él sigue su juicio en vez del espíritu de profecía.

W. W. Prescott: No, no deseo que nadie comprenda eso de esa manera. Esa es exactamente la manera de pensar que no deseo que nadie asuma.

C. A. Shull: Entonces, este fue un caso excepcional.

W. W. Prescott: Sí, me vi obligado con respecto a eso por mi estudio de la Biblia. Cuando me decida con respecto de eso, no voy a ponerme delante del pueblo para decir: "Hay un engaño en el Conflicto de los Siglos, y si estudiaran la Biblia descubrirían que es así". Yo no ataqué al espíritu de profecía. Mi actitud ha sido la de evitar cualquier oposición al don en esta Iglesia, pero yo evito una mala utilización de él para poner a un lado la Biblia. No deseo que nadie piense ni por un instante que yo opongo mi juicio al espíritu de profecía.

A. G. Daniells: Acordémonos de eso, hermanos, y no hablemos ni una palabra que represente mal al hermano Prescott.

B. L. House: ¿La propia hermana White escribió la declaración de que la palabra Babilonia no podía tener aplicación a la Iglesia Católica Romana, o eso había sido copiado de algún otro autor?

W. W. Prescott: Eso estaba en la declaración escrita.

B. L. House: ¿Alguna vez alteró ella alguno de los nueve volúmenes de los Testimonios?

W. W. Prescott: El Gran Conflicto es el único libro que sé que fue revisado.

C. M. Sorenson: ¿El Primeros Escritos no fue revisado también? Entiendo que ocurrieron algunas omisiones en las ediciones posteriores.

W. W. Prescott: Tal vez algunas cosas hayan sido dejadas por fuera, pero no creo que el propio texto haya sido revisado.

A. G. Daniells: Ustedes saben que hay una declaración de que el Papa cambió el sábado, y otro de que el papado fue abolido. ¿Que harán con eso?

B. L. House: No hay problema con respecto a eso.

A. G. Daniells: ¿Por qué no? ¿No cambió el papa el sábado?

H. L. House: Pero el papa representa al papado.

A. G. Daniells: Hay personas que creen simplemente que hubo cierto papa que cambió el sábado, por la manera en que se atienen a las palabras. Ella nunca quiso dar a entender que cierto papa cambió el sábado; pero, ustedes saben, he oído eso suscitado centenares de veces en reuniones ministeriales.

B. L. House: Nunca tuve ningún problema con eso.

A. G. Daniells: Pero usted es solamente uno. Hay cerca de otros 2000. He sabido que trabajan con hombres gradual y cuidadosamente y todo el tiempo evito expresar la idea de que soy escéptico de los Testimonios.

Sé que se comenta por ahí que algunos de nosotros de la administración en Washington, en posiciones de trabajo administrativo general, somos muy escépticos e incrédulos, pero deseo decirles que yo sé que no es así. Si mis asociados tienen confianza hasta en los fundamentos de la plataforma sobre esa cuestión - y sé que muchos de los señores han pasado por las experiencias que tuvimos -  habrían tenido una experiencia que los afirmaría en terreno sólido. Se habrían debilitado un poco, y están comenzando ahora a sentirse desanimados, y algunos tal vez ni sepan dónde se van se afirmar. Estas preguntas lo demuestran. Pero eso no quiere decir que no haya un fundamento. Significa, antes bien, que no pasarán por los dilemas todavía hasta tener los pies afirmados sobre tierra firme.

Deseo hacer esta sugerencia, porque con todas estas preguntas no podemos seguir una línea de pensamiento lógico: Debemos emplear nuestro buen sentido al tratar con toda esta cuestión, hermanos. No sean descuidados con sus palabras. No se descuiden al relatar o presentar las opiniones de hombres. Tuve que enfrentar eso por años, como ustedes saben, en todas las reuniones ministeriales; he sido llamado a aulas de colegios muchas veces, y he tenido que decir cosas que esos ministros y estudiantes nunca oyeron antes respecto a eso; y he orado pidiendo sabiduría y el Espíritu del Señor para dirigirlos y darles fe y aclarar esas cosas que dejarían dudas. Y nunca sentí, en reacción a eso, que una declaración cuidadosa, cautelosa, hecha en el temor de Dios, haya perturbado a una sola persona. Puede que haya ocurrido, pero nunca me sucedió como reacción.

Consideren a nuestros pastores: Este hermano [refiriéndose al hermano Waldorf] sabe cuánto se suscitó eso en nuestras reuniones ministeriales en Australia, y tratamos de la cuestión claramente. No procuramos poner una venda sobre los ojos de las personas, y creo que encontrarán a los predicadores y a las iglesias australianas como creyentes firmes en el espíritu de profecía y en el llamado de la hermana White por el Señor, como los encontrarían en cualquier parte sobre la faz de la tierra. Consideren a Nueva Zelandia: yo mencioné eso allá, y creo que es bien sabido que no hay lugar en el mundo donde el pueblo permanezca más fiel a este don que los de allá.

No creo que sea necesario dispensarnos lo más mínimo, pero realmente creo, hermanos, que tenemos que utilizar la sabiduría que Dios solamente nos puede dar o tratar con eso hasta que esas cuestiones gradualmente se resuelvan. Hemos efectuado un cambio maravilloso en diecinueve años, hermano Prescott. Quince años atrás no podríamos haber hablado de lo que hablamos aquí hoy. No habría sido seguro. Esa cuestión ha surgido gradualmente, y con todo, las personas no están perdiendo su confianza en el don. En el año pasado vendimos cinco mil juegos de los Testimonios, y a colección cuesta ocho o nueve dólares. En un año nuestros hermanos y hermanas, bajo la influencia de la Asociación General y las uniones y asociaciones locales, así como de nuestros predicadores, bajo la influencia de ellos, sin ninguna compulsión, vinieron y gastaron cuarenta o cincuenta mil dólares en los Testimonios. ¿Qué indicaría eso?

Una voz: ¡Confianza!

A. G. Daniells: Sí, confianza, y una actitud amistosa. Ellos no los adquirieron como críticos para desmenuzarlos. Debemos ser juzgados por nuestros frutos. Deseo decirles que cuanto más clara es la visión que tenemos de los hechos exactos en el caso, más fuerte será la posición de nuestro pueblo sobre toda esta cuestión.

Ahora, hermano Benson, yo veo toda la línea recorriendo el camino a que se refirió. No podemos corregir eso en un día. Necesitamos emplear gran juicio y cuidado. Espero que los señores profesores de Biblia sean bastante cautelosos. Se me llamó aquí dos veces para hablar sobre el espíritu de profecía para el curso de entrenamiento de pastores y de Biblia. Ellos suscitaron esta cuestión sobre historia. Yo simplemente dije: "Ahora, jóvenes, la hermana White nunca afirmó que era historiadora ni  revisora de historia. Ella empleaba lo mejor que sabía de la cuestión sobre la cual estaba pensando". Nunca oí decir a un profesor que aquellos jóvenes salieron cuchicheando por ahí que "el hermano Daniells no cree que los escritos de la hermana White sean dignos de confianza". Creo que el Señor nos ayudaría a cuidarnos de eso si fuéramos cuidadosos y empleamos el buen sentido. Creo que eso es todo lo que puedo decir en este tipo de discusión.

______________

**** Se refiere a Marian Davis, dedicada secretaria de la Sra. White por 25 años. Considerada una profesional muy útil a la autora Adventista, ella, sin embargo, terminó sus días de servicio junto a la Sra. White denunciando sus métodos de composición literaria, alegando que reunía material de diferentes autores adventistas y de otras confesiones para componer libros cuya autoría, una vez  compilados, se le atribuía a la Sra. White, y se consideraba que traían mensajes de Dios. Otra de las auxiliares editoriales de la Sra. White, Fannie Bolton, había tomado una actitud semejante de "rebeldía". ¡El conflicto íntimo con que se enfrentó probablemente fue la causa de que finalmente fuera  internada en una institución para enfermos mentales! Aún antes de ella, la Srta. Mary Clough, sobrina de Ellen White, que trabajó en esa función por algún tiempo, terminó también denunciando la metodología literaria de la tía, confesando su malestar por participar en tales actividades. ¿No sería en el interés de toda la comunidad adventista conocer más detalles sobre la experiencia y las declaraciones de esas secretarias?


APÉNDICE A LAS TRANSCRIPCIONES DE LA CONFERENCIA BÍBLICA DE 1919

El bien documentado artículo de Bert Haloviak y Gary Land, "Ellen White & Doctrinal Conflict: Context of the 1919 Bible Conference" [Ellen White y El Conflicto Doctrinal: Contexto de la Conferencia Bíblica de 1919], de Spectrum, Vol. 12, No. 4, pp. 19 a 34, ofrece los antecedentes y consecuencias de la conferencia arriba retratada.

Por décadas, los debates teológicos sobre el panteísmo, el santuario y el significado del "continuo sacrificio" (Dan. 8:11-13) habían resultado en la deserción de destacados dirigentes de la Iglesia, además de despertar controversias sobre la autoridad de los escritos de Ellen G. White sobre historia y exégesis bíblica. En vista de que han resurgido en nuestros tiempos interpretaciones conflictivas en cuanto a la autoridad de la Sra. White, conviene pasar revista al contexto de la Conferencia Bíblica de 1919.

Inicialmente, la conferencia para profesores de Biblia e Historia, editores, y pastores había sido planeada para 1913, pero sólo se pudo concretar en 1919 . En ella se observa la búsqueda de franqueza y objetividad, sobre todo de parte de A. G. Daniells, entonces presidente de la Asociación General. Él venía siendo acusado de no creer en la inspiración de los escritos de Ellen G. White, pero en este punto parece ocurrir  una distorsión de su verdadera posición. Defendiéndose de sus opositores, él explica que consideraba a tales escritos indiscutiblemente procedentes del Señor, pero rechazaba el concepto de que fueran el único intérprete infalible de la Biblia, y refutaba la idea de "inspiración verbal", sostenida por muchos ultraconservadores de su tiempo. Por último, Daniells revela hechos desconocidos para el público con respecto a la metodología de la preparación de varios de esos escritos.

Poco antes de y durante la asamblea de la Asociación General de 1922, varios Adventistas prominentes hicieron circular "cartas abiertas" debatiendo la cuestión de la inspiración de Ellen G. White como ellos la entendían, y acusando a dirigentes de la Obra de dudar del "espíritu de profecía". Uno de ellos -- J. S. Washburn, veterano pastor adventista -- fue influído por Claude E. Holmes, para que asistiera a la "mesa redonda" de la Conferencia Bíblica de 1919 y publicara literatura criticando las opiniones expuestas en el cónclave. Washburn se dedicó también a distribuir literatura criticando severamente las posiciones del Pastor Daniells y de otros hombres de la dirigencia de la Iglesia. Esto tuvo especial repercusión durante la asamblea de la Asociación General de 1922. Washburn hasta se vanagloriaba de que su "Carta Abierta al Pastor A. G. Daniells y una Apelación a la Asociación General", de 36 páginas, fue el instrumento básico para derrotar a Daniells en su búsqueda de la reelección para la presidencia de la Asociación General por más un período. También, W. H. Wakeham, H. C. Lacey, y E. F. Albertsworth, tres profesores del Washington Missionary College que habían participado en la conferencia, terminaron perdiendo sus posiciones como resultado de esas campañas.

Una porción del artículo en Spectrum resume algo de las consecuencias tal vez inesperadas del Consejo de 1919: "La derrota de Daniells no puso fin a las confrontaciones básicas que habían comenzado a tomar forma anteriormente. En 1932, F. M. Wilcox observó las consecuencias de la división. Declaró que iglesias enteras se agitaron y que estudiantes de colegios [Adventistas] trataron de clasificar a sus profesores o como 'fundamentalistas' o como 'modernistas'". (Op. Cit., p. 32).

Tal vez se encuentre ahí la razón de por qué esos documentos permanecieron en los depósitos de la Asociación General, sin ser divulgados, todos esos años. -- A. G. B.


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